No sé porqué si tenemos una tele
pública que depende del Gobierno y un Gobierno en funciones, no tenemos una
tele pública en funciones. Es decir, TVE debería ser una televisión en
funciones mientras se den dos circunstancias: que el Gobierno esté en funciones
y que el Gobierno no deje de considerar TVE una herramienta propagandística a
su servicio.
Por ejemplo, hace un par de
semanas que La 2 estrenó “El ojo clínico”, un programa divulgativo de una hora
que sirve para que la tarde de los domingos los espectadores se informen sobre
diferentes asuntos médicos, pero sobre todo para que el muy conocido, muy tertuliano,
muy polémico y muy conservador Carlos
Dávila vuelva a TVE; a ver por qué TVE iba a darle un programa a Ernesto Sáenz de Buruaga y a él no, si
todos son igual de amigos. No hace tanto que Dávila dijo en Intereconomía esto
del juez Santiago Pedraz: “A mí este tipo me avergüenza, me avergüenza
que esté en la Audiencia Nacional por mucho flequillo que lleve el cabrón”.
Por ello fue juzgado y condenado, pero no pisó la cárcel: solo lo dijo en la
tele como aquilatada opinión personal lanzada a los cuatro vientos y no
formando parte de una peligrosa ficción protagonizada por títeres.
Estos años vimos usar TVE para
pagar favores dando programas a aliados y afines, pero ahora que el Gobierno está
en funciones TVE debería cortarse un poco y comportarse también como una tele
en funciones. En condiciones así no debería estrenar un programa como “El ojo
clínico” que paga 1.700 euros por emisión a un viejo amigo, debería anular la
pena de destierro al horario de madrugada que están sufriendo en “La 2
Noticias” por díscolos, debería dejar en el baúl de los recuerdos la vergonzosa
película documental emitida anteayer (“De la película al trono”) que glorifica
al rey Juan Carlos de forma más
babosa que hacía el NO-DO con Franco.
Y, por encima de todo, una TVE en funciones debería darle vacaciones ya a Bertín Osborne, a su casa, a su familia
y, de paso, a nosotros.
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