Hubo un tiempo en que la BBC era
un servicio público de televisión (también radio e internet) famoso por su
independencia, la calidad de sus productos y haber parido genialidades como la
serie “Yo, Claudio” y “Monty Python's Flying Circus”. Ahora la
BBC es una manera de referirse a la famosa, cara y eficaz delantera del Real
Madrid formada por Benzema, Bale y Cristiano. Pero, desde el pasado domingo, la BBC es también el trío
de artistas que deslumbraron a la audiencia en el descanso de la Super Bowl y
convirtieron la final entre Carolina Panthers y Denver Broncos en un largo
“antes” y un triste “después” de la actuación de Bruno Mars, Beyoncé y Coldplay. Los intensísimos dos minutos
y veintiún segundos que una Lady Gaga
subida a los más desmesurados tacones que puedan ser pensados empleó en cantar
el himno de los Estados Unidos de América ya nos advirtieron de que la Super
Bowl es mucho más que un partido de fútbol americano. La BBC lo confirmó.
Supongo que los amantes del fútbol americano disfrutarían con la enorme
victoria de los Broncos de Denver y la definitiva entrada en la leyenda de Peyton Manning, ese tipo que alcanzó la
inmortalidad cuando estaba a punto de cumplir cuarenta años. Pero los que
carecemos de sensibilidad, entendimiento y razón para pasar no sé cuántas horas
delante del televisor viendo cómo unos señores que darían miedo al alienígena con
mandíbulas cruciformes móviles que se enfrenta a Schwarzenegger en la película “Depredador” se atacan unos a otros,
caímos rendidos ante la BBC. El Cyrano
de Bergerac de Edmond Rostand
dice que lo noble, lo hermoso, es batirse por nada. Para los que decidimos ver
la cincuenta edición de la Super Bowl sin sentir nada, sin entender nada y sin
razonar nada de lo que rodea a este deporte, lo noble y lo hermoso fue batirnos
con el fútbol americano por nada, por unos minutos musicales en el descanso que
no influyeron en el resultado final ni añadieron nada a las carreras de los
depredadores por el terreno de juego. Fue noble y hermoso disfrutar con la BBC
sin tener delante a la delantera del Real Madrid ni al tartamudo emperador Claudio. Si la próxima edición de la
Super Bowl es un concierto interrumpido por un mini partido de fútbol
americano, y no un partido de fútbol americano interrumpido por un mini
concierto, no me perderé el espectáculo ni por una final de la Liga de
Campeones. Un momento… ¿Qué he dicho?
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