La Comisión Episcopal de Medios
de Comunicación Social de la Conferencia Episcopal Española no otorgará el
Premio ¡Bravo! de Televisión a la serie documental “Yo, dictadora” de Canal
Historia en la puñetera vida.
Ayer hablábamos de Carmen Polo, una de las primeras damas
de las que trata esta serie, pero hay otras a cual más infames: Imelda Marcos, de Filipinas; Nexhmije Hoxha, de Albania; Jewel Taylor, de Liberia; Lucía Hiriart, de Chile; Elena Ceaușescu, de Rumanía… Esta es
una serie que nunca recibirá el premio ¡Bravo! Por ser tan imprescindible como
desagradable. No solo anuncia que se sumerge en las vidas de estas mujeres para
analizar su poder, responsabilidad, y las consecuencias derivadas de su papel
como esposas de los jefes de Estado con peor reputación en el mundo. Es que,
además, es tan honrada que lo hace. En cinco capítulos demoledores les da la
palabra (cuando es posible) para después desenmascararlas como derrochadoras que
despertaron el odio de su pueblo y aceleraron la caída de sus despóticos
maridos, manchadas de sangre que defendieron el marxismo hasta las últimas
consecuencias, turbias “cocineras” que preferían estar en la sombra, seductoras
y cultivadas ambiciosas o reinas sin corona que presumían de ser caritativas para
fortalecer su régimen totalitario.
Los ¡Bravo! premian a quienes
llevan la “alegría, el entretenimiento,
la verdad y el descanso a las personas”. El de Televisión de 2015 lo ganó Bertín Osborne por su “tono amable y cercano que huye de la
crítica, la discusión y el mal gusto”. Como Bertín, “Yo, dictadora”
entrevistó a Carmen Martínez Bordiú.
Pero abrió preguntándose: “¿Se puede
vivir con un monstruo sin serlo?”, y cerró diciendo: “Las reinas destronadas sirvieron a monarquías totalitarias dándose
aires de piedad y bienhechoras, cuando eran simplemente la cobertura del
enriquecimiento de su propia dinastía. La emperatriz de ellas es la más fría e
intocable señora de Franco. Tras el desfile militar, la justicia se cuadró ante
la esposa del general caído”. ¿Se imaginan a una comisión de obispos
dándole un premio a algo de tan mal gusto simplemente porque es verdad?
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