Ha
llegado el momento del gran enfrentamiento. Godzilla contra King Kong. Tú a
Boston y yo a California. Hombre rico, hombre pobre. La televisión nacional ha alcanzado
un momento de madurez que permite realizar el duelo definitivo que la realidad
social, histórica y política está demandando. No es Sardá contra Marhuenda, ni
Motos contra Wyoming. Estoy hablando de algo de mucho mayor nivel. Física
teórica. ¿Kepler contra Brahe? Más, más… Tira para arriba. Me refiero al choque
de los choques, una piedra inamovible contra un tren imparable, el gato de
Schrödinger vivo contra el gato de Schrödinger muerto. Hablo… me estremezco
sólo de pensarlo… de poner frente a frente a Bertín Osborne y a Jordi Évole.
El
majete de derechas contra el majete de izquierdas. El campechano de izquierdas
contra el campechano de derechas. En un terreno neutral o, mejor, a doble
partido. Un “Salvados” dedicado al mundo de los grandes crooners con una larga
entrevista a Bertín. Un “En la tuya o en la mía” centrado en la cocina y la
sala de estar de Évole. Imaginen el comienzo. Se encuentran los dos y empieza
una batalla descarnada por ser más informal que el contrario. “Hombre, Jordi, ¿qué tal?”, “Ostras,
Bertín, un abrazo”. Muchas risas, mucha camisa de cuadros, mucho pasarse el brazo por el
hombro. Y todo muy muy muy casual. Frases a medio terminar interrumpidas por
una ocurrencia del otro. Posturas muy relajadas en el sofá.
Pero el futuro de España en sus manos. ¿Qué pasa cuando un campechano de izquierdas lanza sus preguntas falsamente sencillas y fingidamente inocentes a un campechano de derechas? ¿Campechanía y anticampechanía se neutralizan mutuamente y se generan agujeros negros muy majetes? ¿Qué pasa cuando un majete de derechas le suelta alguna simpleza casposa a un majete de izquierdas? ¿Son los dos tan majos que quedan fundidos y se genera un líder muy centrista pero más campechano aun? Que lo organice Manuel Campo Vidal, y luego el que gane que gobierne España con un tono de andar por casa muy informal.
Pero el futuro de España en sus manos. ¿Qué pasa cuando un campechano de izquierdas lanza sus preguntas falsamente sencillas y fingidamente inocentes a un campechano de derechas? ¿Campechanía y anticampechanía se neutralizan mutuamente y se generan agujeros negros muy majetes? ¿Qué pasa cuando un majete de derechas le suelta alguna simpleza casposa a un majete de izquierdas? ¿Son los dos tan majos que quedan fundidos y se genera un líder muy centrista pero más campechano aun? Que lo organice Manuel Campo Vidal, y luego el que gane que gobierne España con un tono de andar por casa muy informal.
Fantástico, como siempre.
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