Guiños en algunas parrillas televisivas
e incluso canales enteros con programación especial en el día de san Valentín…
para nada. Parejitas por aquí y parejitas por allá en el doodle de Google sepultadas por el peso de los acontecimientos. En
el buscador pensarían que nos iba a hacer gracia ver los dibujos animados de una
tetera con una cafetera, una caja de pañuelos de papel con un rollo de papel
higiénico, un cactus con un erizo; pero la pareja del día fue la formada en 3-D
por Jordi Évole y Esperanza Aguirre. La televisión y la
política hacen extraños compañeros de cama.
Hace veinte años que Pablo Carbonell, reportero de “Caiga
quien caiga”, parecía sentir una especial predilección por pitorrearse de la
por entonces ministra de Educación y Cultura del gobierno de Aznar. “Espe”, la llamaba muerto de risa. Aquel intento por aprovecharse
de la supuesta candidez de la ministra se reveló después como la jugada maestra
de una superviviente política por aprovecharse de la cierta candidez del
reportero.
Ahora es Évole quien hace de
Aguirre su amuleto. Desde que empezó a promocionar la vuelta de “Salvados”, se
apoyó en el regreso de Aguirre al programa. ¡Con lo airada que se había ido la cólera de
Dios en su visita anterior y ahora volvía a comer de su mano! El amuleto hizo
un milagro más: anteayer, horas antes de la emisión de “Salvados”, dimitió de
la presidencia del PP de Madrid y avisó de que ese día todos debíamos ver el programa de
Évole. Resultado: “Salvados” lo peta y es líder absoluto en su franja horaria.
Más de tres millones de personas estuvieron pendientes de cada frase, cada
palabra, cada gesto de Aguirre.
Permanezcamos atentos a nuestras
pantallas para saber quién será el próximo personaje televisivo que la política
en activo más dimitida del mundo, actualmente portavoz del PP en el
ayuntamiento de Madrid, utilizará de plataforma para proseguir su carrera
política.
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