Todos los españoles estamos
suscritos a los canales de pago de la plataforma TVE. No nos queda otra. Así
disponemos de una amplia oferta audiovisual en abierto. Hay, además, otros
canales que solo pueden ver quienes pagan por ampliar esa oferta. ¿Más
significa mejor? ¿Pueden estos pequeños canales con pocos clientes y menos
medios ofrecer mejores contenidos que los de una poderosa plataforma que cuenta
con el respaldo de un Estado y su Gobierno, que directamente la rige? Carmen Martínez Bordiú alabó a Franco en TVE ante un complaciente Bertín Osborne. Vean lo que responde a
sus palabras el documental “Yo, dictadora”, emitido en Canal Historia.
- Mi abuelo era un militar que quería lo mejor para su país porque era
un gran patriota.
- Franco instaura una dictadura militar en 1939. El partido único,
el ejército y la Iglesia son sus tres pilares. 30.000 niños son arrebatados a
unos padres juzgados por subversivos y entregados a buenas familias
franquistas. Homosexuales y prostitutas son enviados a campos correccionales.
El terror impuesto es el más mortal después de los nazis en Alemania. Franco
amasó una gran fortuna superior a 350 millones de euros.
- Mi abuela era una mujer muy religiosa que vivió a la sombra de su
marido. Nunca oí que la llamaran “la mujer de un dictador”.
- Carmen Polo es una mujer que reza todos los días en la Iglesia.
Un modelo de la ideología franquista. La Iglesia bendijo a Franco y le dio el
título “Por la Gracia de Dios” que le otorgaba un derecho divino. El clero
denunciaba a los feligreses de dudosa lealtad al Régimen.
- Mi abuela nunca intervino en ninguna decisión política.
- Igual que la señora
Pinochet, la señora Franco no pudo ignorar los miles de oponentes políticos
ejecutados o la existencia de campos de internamiento. ¿Para qué iba a
preocuparse si tenía a Dios de su parte?
- Mi abuela no era una reina sin corona. Mi abuelo podía entregar
títulos nobiliarios porque España era como un reino en aquel momento.
- El Generalísimo se veía a sí mismo como el administrador del
reino preparando el retorno de la monarquía. A su muerte, Juan Carlos le ofrece un título nobiliario, Señora de Meirás, la
Grandeza de España, que viene acompañada con honores y una generosa pensión del
Gobierno.
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