No sé si el capítulo once de la
novena temporada de “Big Bang” es un anuncio del episodio VII de “La guerra de
las galaxias” o el episodio VII de “La guerra de las galaxias” es un anuncio
del capítulo once de la novena temporada de “Big Bang”. Puede que las dos
cosas. A uno le entran ganas de ir al cine a ver “La guerra de las galaxias”
cuando Leonard, Rajesh y Howard se
sientan en sus butacas para ver la nueva entrega de la saga galáctica, y es
imposible salir del cine y no engancharse a “Big Bang” para compartir la
emoción de Leonard, Rajesh y Howard antes y después de disfrutar del regreso de
Han Solo en el episodio VII de “La
guerra de las galaxias”. No destriparé detalles relevantes del argumento del maravilloso
capítulo once de “Big Bang”, pero sí diré que Sheldon se enfrenta a una dificilísima (para él) elección vital: ¿”La
guerra de las galaxias” con sus amigos o el sexo con Amy?
Sherlock Holmes dice en uno de los relatos de Conan Doyle que su hermano Mycroft
tiene sus raíles, y de ellos no sale nunca. Sheldon, como Mycroft Holmes,
también tenía unos raíles de los que nunca salía, y un particular Club Diógenes
formado precisamente por él mismo y nadie más. Pero la evolución del personaje
nos ha traído a un nuevo Sheldon Cooper. Un Sheldon con dudas, contradictorio,
inseguro y tierno que se salió de sus raíles para descarrilar en una serie que
estaba perdiendo sus señas de identidad. Hasta ahora. Resulta que Sheldon no ha
descarrilado, como muchos creíamos, sino que ha cambiado de raíles. El capítulo
once de la novena temporada de “Big Bang” no sólo establece con admirable
maestría un descacharrante paralelismo entre el cine y el sexo, sino que
consigue liberar a Sheldon de las cadenas, o los raíles, del personaje original
de forma que Sheldon, como Holmes y Watson,
se ha ganado el derecho a emanciparse de las cadenas de la realidad de ficción.
Nuestro físico teórico favorito
se aleja de Mycroft Holmes y abandona los raíles únicos gracias a los consejos
de un profesor Protón vestido de
caballero jedi. Viajeros, al tren.
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