La
derrota de TVE no está en que pocos espectadores vean la noche del lunes la serie
“Carlos, Rey Emperador”. Está en que muchos espectadores ven el miércoles por
la noche “En la tuya o en la mía”. La derrota de TVE no está en que después
sean pocos los que tengan interés en ver “El mundo de Carlos” sobre cómo de
diferente o similar a la nuestra es la época de la corte de Carlos I. Está en que después son
muchos los que tienen interés en saber qué pasó realmente en la escena en que
la invitada entraba en el dormitorio del matrimonio Osborne, qué opinó la
señora Osborne de las muestras de confianza que se vieron y cuáles serán los
siguientes invitados que recibirá Bertín
Osborne para hacer el paripé de que todos son tan amiguísimos suyos del
alma como la nietísima de un dictadorísimo en su laberinto. La derrota, en fin,
de TVE no está en que mañana tenga que emitir a la trágala los dos últimos
capítulos de “Carlos, Rey Emperador” amontonados en la misma noche para
quitársela de en medio e intentar colocar otros productos más populares. Está
en que TVE tenga solo en cuenta las letras “TV” que lleva en su nombre, se
olvide de la “E”, y acceda a hacer lo mismo que haría cualquier TV privada:
quitar sin contemplaciones un programa con cifras bajas y automáticamente
intentar sustituirlo por otro con cifras más altas (da igual la calidad de esos
programas, sus contenidos y el servicio público que ofrezcan).
El
pasado septiembre, TVE estrenó “Carlos, Rey Emperador”. Días después, el
ayuntamiento de Madrigalejo se quejó oficialmente de que olvidara que fue allí
donde el rey Fernando firmó un día
antes de morir un testamento que marcaría el futuro de España. TVE lo entendió
y añadió este importante dato en una entrega posterior de “El mundo de Carlos”.
La próxima semana, en Madrigalejo y toda España tendremos que interesarnos por
otros asuntos más populares, como lo campechano que es Bertín cuando dice “me
la sopla”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario