Mal,
Fran Rivera, mal. Lo tienes muy mal.
Hermann Tertsch te apoya
públicamente en Twitter. ¿No va el tío y sin que le digas nada –porque no
habrás sido tan torpe como para pedir ayuda a un tipo así– decide hundirte en
la miseria diciendo que tu hija está en esa puñetera foto toreando “más segura que el resto de niños españoles
ahora ya amenazados con morir como adolescentes venezolanos”? Los niños y
Venezuela. Los toros y Venezuela. Podemos y Venezuela. Cualquier cosa y
Venezuela. Menudo jardín. Si es que oír en la misma frase las palabras “Tertsch”
y “Twitter” ya da escalofríos. Y hay cosas muy malas de las que se sale, que lo
dice la Agencia antidroga, pero de que te defienda Tertsch, el de aquella
Telemadrid y el de esta 13TV, no se recupera uno así como así. Y eso que la
tropa de “Sálvame” fue generosa y te echó una mano criticándote. Que te atacara
Lydia Lozano fue un regalo y podía
haber sido el inicio de tu redención, pero apareció Mariló Montero. Y habló. ¡Mariló hablando! Ay, ay, ay. Mal, Fran
Rivera, muy mal.
Maldita
la falta que tenías de que Mariló te
apoyara en la tele, en directo, a calzón quitado, como la presentadora coraje
que es, que no sabe muy bien lo que dice porque habla con el corazón y no lo piensa
dos veces ni falta que le hace porque nunca falla: donde dispara, pun, mete la
pata. Y disparó. Y te dio a ti: “La niña
no estará en mejores manos, desde luego. Cuando las cosas privadas se
convierten en un debate nacional, eso significa que en la globalización de las
cosas íntimas se mete demasiada gente”. Herido. No se sabe qué será “la globalización de las cosas íntimas”,
pero eso de que el trato a los hijos es privado y de lo seguro que va un niño
en brazos de quien le quiere se superó hace años con la obligatoriedad de las
sillas portabebés en el coche. “No subas
la foto y ya está, pero vuelve a hacerlo. Sigue haciendo la tradición como lo
hemos hecho toda la vida”. Muerto, Fran Rivera, estás muerto.
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