Escucho a nuestros políticos y me
vienen a la cabeza los versos del inolvidable poeta griego Yannis Ritsos: “Las cosas más bellas a menudo las decimos cuando
queremos evitar decir una verdad”. La belleza de esos discursos políticos,
incluido el discurso del rey, que proponen acuerdos históricos, mucho diálogo y
líneas rojas de platónica pureza, nos distrae de una verdad tan dolorosa como
deprimente: jamás tendremos un presidente como David, el primer ministro británico de la película “Love Actually”.
¿No creen que sería estupendo tener como presidente a un tipo tan guapo como Hugh Grant? ¿Usted no votaría a un señor capaz de poner en
su sitio en una rueda de prensa al mismísimo presidente de los Estados Unidos, de
enamorarse de su secretaria Natalie
y de utilizar el sentido del humor sin que los ciudadanos sufran ataques de
grima? ¿Quién no querría un presidente que resume el protocolo oficial con tres
sencillas palabras: sonrisa, reverencia y saludo? Pero, ya que estamos inmersos
en la programación televisiva navideña, ¿por qué no pedir un presidente tan
guapo, simpático y cercano como David, y a la vez tan bueno, justo y sensible
como George Bailey, el protagonista
de la maravillosa, imprescindible y perfecta “¡Qué bello es vivir!”?
El presidente David Bailey, unión hipostática de las
dos naturalezas cinematográfica y humana en la persona de un político, podría
llamar a nuestra puerta en Nochebuena en busca del amor perdido, bailaría en
los pasillos de la Moncloa, diría cuatro verdades a todos los señores Potter del mundo y jamás permitiría que
Bedford Falls pasara a llamarse Potterville. David Bailey se mancharía la boca
con el carmín de Natalie y estaría dispuesto a atrapar la Luna con un lazo,
entendería que no se puede ser sensato siempre y tendría a su lado un ángel tan
encantador como Clarence, sabría que
un político nunca debe quitar el protagonismo a los niños y conseguiría ser el
hombre más rico de la ciudad sin necesidad de tener dinero. Presidente David
Bailey. Sigan su campaña electoral en las reposiciones navideñas de “Love
Actually” y “¡Qué bello es vivir!”.
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