Permíteme que insista tanto como Matías Prats pidiendo que le permitamos
que insista. Vuelvo sobre el cara a cara entre Rajoy y Sánchez porque
se está pasando por alto que Sánchez perdió el debate por una metedura de pata
infame, deshonrosa y mayúscula.
Los odontólogos seguirían el
debate con el interés de cualquier otro colectivo laboral, solo que ellos se fijarían
más en la dentadura de los participantes. Deformación profesional. Por lo
mismo, mientras los peluqueros atendían más a los peinados y los sastres a los
trajes, los críticos de televisión nos fijábamos en los aspectos televisivos
del debate: ¿Será La 1 la cadena más seguida como siempre ocurrió en España
cuando varios canales emiten el mismo mensaje institucional? ¿Con qué datos aportados
por los candidatos se cebará más Ana
Pastor cuando analice quién miente o dice la verdad? ¿Cómo buscarán su
cuota de protagonismo televisivo los candidatos excluidos del cara a cara?
¿Dónde encontrará “El intermedio” su filón para los chistes y vídeos
manipulados del día siguiente? Pero todas estas preguntas se perdieron como
lágrimas en la lluvia cuando Sánchez dijo: “Más
que de milagro económico, hay que hablar de un misterio digno de ser
investigado en 'Cuarto Milenio'”. ¿En serio dijo “investigado”? ¿De verdad
añadió que debía hacerse en “Cuarto milenio”? ¿Investigar algo en “Cuarto
milenio”? ¡Menuda empanada arrastra Sánchez!
En “Cuarto milenio” no se investiga.
Nada. Nunca. Es, como “El hormiguero”, un programa de variedades. Pero malo. Funciona
solo porque tiene un público que cae en la trampa de confundir información con
entretenimiento y se divierte viéndolo. Pero de investigar, averiguar,
estudiar, experimentar, poner en claro o sacar en limpio nada de nada. ¿Recuerdan,
por ejemplo, el ridículo de la última “investigación” que hizo con su equipo de
la señorita Pepis en el misteriosísimo Palacio de Linares la noche de difuntos
que es cuando da más mieditis? Pues Sánchez, el pobre, no. Y sus asesores
parece que tampoco.
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