Menos mal que no hay en la tele un
programa cazatalentos en el que los niños hacen ganchillo. Sería horrible que existiera
semejante estupidez, un concurso infantil de ganchillo llenándoles la cabeza de
pájaros a los chiquillos haciéndoles creer que el ganchillo es lo más, que hay
que practicar más con el ganchillo para poder superar diferentes pruebas de
ganchillo con diferentes ganchillos en las que un jurado especialista en
ganchillo habla todo el rato de ganchillo con gravedad y aplomo mientras evalúa
desde su púlpito de ganchillo qué tal hacen los niños ganchillo y cómo
resuelven los problemas de ganchillo con los que se encuentran cuando compiten
con otros niños haciendo ganchillo. En realidad, menos mal que no hay montones
de programas de hacer ganchillo en versión concursos de hacer ganchillo,
reportajes de hacer ganchillo, tutoriales de hacer ganchillo o espectáculos de
hacer ganchillo. Es una fortuna, en fin, que el ganchillo en sí mismo no sea un
género televisivo invasivo porque de ser así “MasterChef junior” hubiera tenido
un problema.
Gracias a que el ganchillo solo
es una más de las muchas otras cosas que se pueden hacer en la vida sin
convertirse en una pesadez monotemática, gracias a que el ganchillo no te
permite salir en la tele durante semanas en hora de máxima audiencia, gracias a
que el ganchillo no te hace famoso a los once años elevándote por encima tus
compañeros del cole e incluso de tus profes, “MasterChef junior” ha conseguido
repescar esta semana a Covadonga,
una simpática niña asturiana que gusta mucho al público, pero que había quedado
eliminada hace quince días. Según el programa, la niña posee “elevados conocimientos culinarios” y es
“la reina de los fogones”, pero “su otra pasión es hacer ganchillo”. ¿Se
imaginan que la hubiera fichado un ridículo “MasterGanchillo junior” dejando al
gran “MasterChef junior” sin la repesca de una de sus bazas para atraer
audiencia? ¡Una desgracia para la tele, la cocina y la niña!
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