Sé que algún día, tarde o temprano, a Josie se le escapará la risa y se descubrirá que todo había sido mentira. Un fake, una broma, un falso personaje como lo fue en su día el señor Casamajor. Estoy convencido. Estará hablando sobre el peinado de alguna modelo en alguna portada de alguna revista de moda, comentará lo rasé que es, y no podrá evitar soltar una carcajada con su verdadera voz y empezar a hacer gestos normales de persona normal. Cristina Pedroche empezará también a descojonarse, y Miki Nadal, pero Frank Blanco se pondrá nervioso: “Javi, por dios, recomponte”. Será tarde para dar marcha atrás: se descubrirá que Josie es un actor llamado... pongamos... Javier Rodríguez López, aficionado al motocross, padre de dos hijos y residente por la zona de Cuatro Caminos.
Tiene que ser así. A la fuerza. Por mera reducción al absurdo. Josie no puede ser Josie porque eso obligaría a que los paleontólogos tuvieran que replantearse sus teorías acerca de cómo el homo sapiens sapiens reemplazó al homo neanderthalensis en el sur de Europa, los psicólogos tendrían que tirar cien años de psicología evolutiva a la basura y volver a empezar desde cero sus teorías sobre la formación de la personalidad humana. Incluso los físicos que trabajan en el CERN deberían reconocer que se equivocaron al localizar su colisionador de hadrones en un subterráneo de Suiza ya que el cráneo de Josie hubiera sido un mejor lugar para hacer chocar partículas elementales en el mayor de los vacíos.
Por eso cada vez que Josie aparece en “Zapeando” atiendo como lo haría el mismísimo Sherlock a la pantalla intentado descubrir cualquier detalle que revele el engaño del que estoy convencido. Escudriño cada gesto, cada mirada. Tengo paciencia, sabré esperar el momento en el que se desvele todo este asunto, y quiero ser el primero en solicitar que durante una docena de años se le dé el Emmy al mejor actor de televisión al pavo que interpreta a Josie. #josieesunfake
No hay comentarios:
Publicar un comentario