José María Aznar vuelve. Lo quiere el Partido Popular. Al menos es
lo que quiere el equipo de comunicación del PP. Se nota viendo sus vídeos
propagandísticos. Hace unas semanas puso a su plana mayor a farfullar catalán
en la extimidad para que añoráramos lo
bien que lo hablaba Aznar en la intimidad. Ahora apuesta por la renovación del
partido con un vídeo ambientado en un hospital que plagia un viejo vídeo
propagandístico de la República Dominicana y hace evidente que si Aznar asaltó
la Moncloa al grito sin precedentes de “El
proyecto socialistas está agotado y sin ideas” también es capaz de hacerlo
al de “El proyecto popular está agotado y
sin ideas”.
Eso o algo peor. Que, con la
indirecta de las descargas del desfibrilador, el vídeo se pitorrea de los
españoles reconociendo que hubo un rescate bancario que nos dejó fritos. Que el
vídeo considera que, sea o no sea cierto que España no es Grecia, los españoles
tenemos las tragaderas de los dominicanos. Que el vídeo avisa de que debemos
prestar más atención a nuestra piel porque problemas dermatológicos menores
pueden acabar siendo graves y aparatosos, como el caso de la rosácea facial
salida de madre que degenera en rojácea y gualdácea facial con escudo
constitucional incluido. Que el vídeo pretende animarnos con el mensaje de que
un país enfermo puede recuperarse si cuenta con un buen sistema sanitario que
lo saque adelante, pero lo que consigue es deprimirnos porque si los recortes y
las privatizaciones hacen el sistema sanitario enferme la cosa no va a tener
solución.
O peor aún. Que tanta terrible
sospecha servida en bandeja solo sirva para esconder algo mucho más
terrorífico, un maquiavélico plan oculto tramado por círculos gnósticos masones
defensores del reiki del PP que desde sus guaridas decidieron servir en bandeja
chistes fáciles e imágenes golosas con las que “El intermedio” pueda ir
sustituyendo las de Humberto Janeiro
llorando, que ya va siendo hora.
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