27/10/15

LA BANDA DEL PATIO


El reportaje “El Pilar, el colegio de la élite” que emitió “Salvados” el domingo es la historia de un fracaso educativo. El del colegio de Nuestra Señora del Pilar del barrio de Salamanca en Madrid, donde estudiaron un presidente del Gobierno, nueve ministros, doce embajadores, tres directores generales de RTVE, numerosos secretarios de Estado, altos cargos, nobles, grandes empresarios y Fernando Sánchez Dragó.

Con una lista así es comprensible que el colegio no quisiera recibir las cámaras de Jordi Évole. No despreció la ocasión de arrimar el ascua a su sardina y realizar un bonito publirreportaje, solo evitó colaborar con un programa que ahuyentaría a los padres responsables que no quieren que sus hijos acaben como Dragó.

¿Y qué hay del resto de la lista? Las declaraciones de varios exalumnos, todos famosos y exitosos profesionales que sí participaron en “Salvados”, empeoran las cosas: esa camaradería entre viejos amigos y los recuerdos de una infancia acomodada dejan las cosas claras. Por un lado, si todavía hoy el principal predictor del éxito académico y laboral de un niño está en el nivel económico de sus padres, imagínense hace sesenta años. Por otro lado, si podemos llamarlo amiguismo o tráfico de influencias, ¿por qué llamarlo camaradería? Todavía hoy este colegio (hoy concertado: lo pagamos entre todos) tiene el valor de publicitarse mostrando que el chanchulleo entre exalumnos “pilaristas” es más eficaz que la cualificación académica para encontrar un buen trabajo. En el programa dan como muestra este botón: alcanzan puestos directivos el 81% de los licenciados que son hijos de directivos, pero solo el 59% de los que son hijos de obreros.

Un último detalle: los “pilaristas” cuentan ufanos cómo en pleno franquismo no daban excesiva importancia a la religión y pasaban de la “Formación del espíritu nacional”.  No saben decir por qué, y es bien fácil: esas cosas son para enderezar a la tropa, los señores tienen mejores cosas de las que ocuparse.

1 comentario:

  1. Espero que dentro de unos años se reconozca la labor de Jordi Évole y se le premie con una medalla al mérito por abrir los ojos de los ciudadanos de a pie durante estos años de emisión de Salvados, en los cuales hemos podido ver el terrorismo de estado que estos demonios cristofascistas llevan perpetrando desde hace casi 80 años.

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