Que levante la mano quien haya visto “Insuperables” anteayer por la noche. Pero no quien haya visto un poco, una parte, mucho o casi todo. Que levante la mano el insuperable que haya puesto La 1 el lunes por la noche y haya visto “Insuperables” enterito, de cabo a rabo, de principio a fin. Ni Dios. En TVE habrá un programador loco que decidió emitir dos “Insuperables” seguidos a dolor, pero lo que ni de coña hay en España es un extraterrestre infiltrado dispuestos a aguantar semejante tostón con el avieso objetivo de conocer nuestra civilización para poder destruirla. Y no tratándose de un extraterrestre, a ver quién va a ser el valiente que se sienta a ver “Insuperables” después de cenar y se queda quietecito sin cambiar de canal, sin cerrar los ojos y sin irse a la cama hasta las tres de la mañana paralizado por la intriga de no saber si eliminan a unos concursantes muy majos que cantan, a unos concursantes muy majos que bailan o a unos concursantes muy majos que hacen cabriolas.
Dos “Insuperables” la misma noche
no los aguanta ni el Tato, pero a TVE le quema en las manos un producto que fue
su gran apuesta para este verano. Ahora lo emite con prisa para quitárselo de
encima cuanto antes. Estos mismos días, en La 2, TVE emite de nuevo los
reportajes de “El hombre y la Tierra”. Sin prisa: es televisión pública de la de
verdad. No necesitamos una TVE haciendo programas que pueden estar en la
parrilla de cualquier privada. ¿Hoy nuestra tele pública no hace programas como
aquellos porque son caros y no
resultan rentables? Aquella buena tele dio prestigio, premios, venta de vídeos
y también audiencia. Los tiempos son otros, pero “El hombre y la Tierra” sigue
dando prestigio y audiencia décadas después de su estreno. “Insuperables” es un
problema incluso en su primer pase (y último: a ver quién tiene el valor de
volver a emitirlo o, peor, verlo dentro de treinta años. Ni Dios).
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