Podemos buscar respuestas a las grandes preguntas de la vida en
“El padrino”, como Tony Soprano o como Tom Hanks en “Tienes un e-mail”. Podemos
buscar inspiración en “Lawrence de Arabia”, como el androide David en
“Prometheus”; o consejos para el amor en “Titanic”, como hacen Daniel y su
hijastro Sam en “Love Actually”. Podemos imitar a Bogart en “Casablanca”, como
hace Woody Allen en “Sueños de seductor”. Incluso podemos amar a “Star Trek”
sobre casi todas las cosas, como hace Sheldon Cooper. Pero yo les recomiendo ver
de vez en cuando “La mujer pantera” (TCM) para poder contestar a las preguntas
que plantean los telediarios, para buscar inspiración, consejos, modelos e
incluso para amar a Simone Simon sobre casi todas las cosas. “La mujer pantera”
es una película de terror sin terror, una película de miedo que no produce
miedo, una película en blanco y negro que da color.
Jacques Tourneur, el director de “La
mujer pantera”, siempre insistió en que hay que sugerir el terror, pero nunca
mostrarlo directamente. Una película de terror, decía Tourneur, no debe ser la
historia de un cirujano loco que despoja a un hombre de su cerebro para
colocarlo en la cabeza de otro. El verdadero terror consiste en mostrar que
todos vivimos bajo el miedo. Los guionistas de esa actualidad (hay otras “actualidades”, pero nunca salen en la tele) que vemos todos los días
resumida en los telediarios han seguido los consejos de Tourneur o han visto
muchas veces “La mujer pantera”, o puede que las dos cosas. Los telediarios
funcionan tan bien porque no muestran el terror que se esconde detrás de
Christine Lagarde, de las banderas negras que ondean en el desierto, de los
perros abandonados, de las casas donde se ha escrito un crimen o de la aparatosa
banalidad de los fichajes futbolísticos, pero sí lo sugieren. Así, todos vivimos
bajo el miedo y estamos convencidos de que la ola de calor que nos invade es
como la mujer pantera. Cuando llegue el invierno y el calor ya no sea noticia,
temeremos al frío, a la lluvia, a la nieve, a la malvada crisis, a los
terroristas escondidos entre nosotros, a querer demasiado a un perro, a no
cerrar bien la puerta por la noche o, cielos, a que el nuevo fichaje de nuestro
equipo no funcione. Uuuuuuuuuuuuu…
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