El Estado no puede hacerlo todo por nosotros. El paternalismo estatal es tan pernicioso como el empresarial. Somos los ciudadanos quienes debemos tomar nuestras propias decisiones y, ay, que me vengo arriba, guiar con temple, determinación, pulso firme, una sonrisa en los labios y una canción en el corazón los briosos corceles que tiran del carro con el que recorremos el sinuoso laberinto de la vida.
Traducción: los ciudadanos
debemos hacer nuestros propios preparativos para la retransmisión de los
encierros de los sanfermines de este año. No podemos limitarnos a esperar
pasivamente a que RTVE haga todo el trabajo. No basta con confiar en los
anuncios de la tele estatal que a bombo y platillo proclama que la
retransmisión de los encierros de los sanfermines de este año supondrá el mayor
despliegue técnico de la historia de los sanfermines. Tan grande que deja en
nada el despliegue del año pasado, que había sido el mayor de la historia; y
eso que el del anterior del anterior ya había sido el mayor de la historia por
delante del anterior del anterior del anterior… y así sucesivamente, que ver a
la gente jugarse la salud y la vida delante de unos animales peligrosos es lo
que da sentido a la tele, y, si te descuidas, a la civilización.
Que el Estado anuncie si quiere las
imágenes más extraordinarias y vibrantes tomadas por veinticinco cámaras, una
en tirolina con doscientos metros de cobertura y tres súper slow motion, cinco puntos de directo en
el recorrido, veinte kilómetros de cableado, producción y emisión en alta definición.
Nosotros debemos hacer nuestra parte preparándonos para la retransmisión de los
encierros con una puesta a punto en la que nos pongamos en forma, aumentemos la
agilidad, mejoremos los reflejos y nos ejercitemos en el manejo del mando a
distancia de forma que, cuando lleguen, corramos como alma que lleva el diablo,
y, cuando una retransmisión nos alcance, podamos darle un quiebro haciendo zapping y poniéndonos a salvo del
peligro en otra cadena.
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