Es urgente convocar una reunión entre los que afirman que los records están para ser batidos y los responsables de TVE que decidieron estrenar la pasada noche del lunes el programa “Insuperables” en La 1. Porque este concurso (por el que desfilaron cantantes, bailarines, acróbatas, cantantes, bailarines acróbatas, y un tío que silba sin cantar ni bailar ni hacer acrobacias) podía haberse llamado “Mira qué cosas sé hacer yo y tú no”, “A ver si saliendo en la tele tengo más bolos este verano” o “Concurso cazatalentos de relleno para ver con las ventanas abiertas mientras entra la fresca los calurosos lunes de verano por la noche”.
Pero no. Los responsables de TVE optaron
por darle al programa un nombre sonoro y rotundo que evitara que la peña lo
llamara “Tú sí que vales”, “Tu cara me suena” o “Uno de los nuestros”. No lo
consiguieron: aunque tras las actuaciones se empeñaban en poner al público a
corear “Sí, sí, sí”, tras la participación de una niña tuvieron que cortar
porque, en lugar de “Sí, sí, sí”, los asistentes empezaron a decir “Tú sí que
vales” (por cierto, al final del programa entregaron a la niña un talón de mil
euros. Los peques que estuvieran viendo la tele a las tantas pudieron aprender,
¡cuánto enseña la tele!, que por estudiar no pagan tanto). El caso es que el
estreno del lunes, aun a riesgo de que pareciera patrocinado por aquel brandy
que en los setenta regalaba a los bares ceniceros de plástico rojo con forma de
copa, se llamó “Insuperables”.
¿”Insuperables”? ¿Pueden
considerarse insuperables unos concursantes que son inicialmente elegidos para
subir a la “Grada de insuperables”, pero a las primeras de cambio llega otro
concursante que los supera y hace bajar? ¿Hay seres humanos insuperables? De la
misma manera que no hay fenómenos inexplicables, sino inexplicados; no hay ningún
récord, marca o logro imbatible, sino imbatido, que tarde o temprano caerá como
cayeron todos antes. Vistos los datos de audiencia del lunes, a ver cuánto
tarda en caer “Insuperables”.
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