José Antonio Sánchez, presidente de RTVE, puede quedar como un señor matando dos pájaros de un tiro. Tiene la ocasión de oro para lucirse ante sus jefes (ya saben cómo es la democracia: ante los más de cuarenta y cinco millones de españoles). Y, lo que es mejor, puede dejar claro que la verdadera devoción que el pueblo del gran José Sazatornil sentía, siente y sentirá eternamente por Faulkner no es nada al lado de la fervorosa devoción que él siente ante quien le nombró tras ver de lo que estaba siendo capaz de hacer al frente de Telemadrid (algo inenarrable porque no se puede narrar, increíble porque no se puede creer, e irrepetible porque esperemos que nadie se atreva a repetirlo).
Sabrán que la excusa oficial que la tele pública puso para
no emitir “Yo, Juan Carlos I” –el “incómodo” reportaje realizado en
colaboración con la tele francesa sobre Juan
Carlos Borbón del que les hablé hace unos días– fue que “es un producto que no es actual. Trata de
un rey que ya no es rey”. Claro que eso dijo el portavoz de RTVE sin saber que poco después retirarían
un busto del rey (porque, ay, señor portavoz, Juancar sigue teniendo el título
de rey) del ayuntamiento de Barcelona utilizando un argumento incómodamente
parecido: que no es el actual jefe del Estado.
A ver, Sánchez. Está bien que pongas a hervir los
telediarios con lo del busto y el lío que se formó, pero no debes olvidar que el
pedestal del ayuntamiento de Barcelona no es nada comparado con la peana
gigantesca que es TVE: puedes resarcirte poniendo en ella el reportaje que
antes retiraste. O, mira qué bien, viendo que un concejal quería poner en aquel
pedestal una imagen del nuevo rey, tú puedes emitir en tu peana un reportaje
sobre Felipe Borbón similar a “Juan
Carlos, el ocaso de un rey” –aquel otro reportaje francés que TVE tampoco quiso
emitir el año pasado–. Puedes titularlo “Felipe, la construcción de un rey” y contar
cómo todos los resortes del poder prepararon la santificación y entronización del
nuevo rey. Tus jefes quedarían encantados. Y quienes te nombraron, también.
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