Si el truco sirvió en “Sálvame” a ver por qué no iba a servir en el “Telediario”. Para respetar el horario de protección infantil, “Sálvame” se desdobló en dos: “Sálvame limón” (que sigue con el habitual teatrillo del programa) y “Sálvame naranja” (que protege a los menores haciendo un teatrillo más comedido sin decir ni caca ni culo ni pedo ni pis). ¡Rayos y retruécanos, pues que haga lo mismo el “Telediario”!
La última enmienda a la ley de
Enjuiciamiento Criminal parece empeñada en destruir el “Telediario” con la
misma arma con que Telecinco destruyó el “Sé lo que hicisteis” de laSexta:
privándolo de imágenes hasta su ahogo. Es excesivo. Si hay partidos políticos,
como hay, que quieren preservar a los corruptos para que no sufran la “pena de
Telediario”, que aprovechen sus votos para cambiar la terminología a su bola y
pasen a llamar a los imputados “alegres pastorcillos”, si quieren. Pero si
además desean evitar que la tele emita imágenes de cómo la poli detiene o
traslada a estos alegres pastorcillos, por favor, que lo prohíban dentro de un
horario. Como hace el “horario de protección infantil” con los niños, pero en
versión “horario de protección bucólico pastoril” con los corruptos. Así podría
hacerse un “Telediario naranja” más dulce que permita cogerse la corrupción con
papel de fumar, y un “Telediario limón” más ácido para los que queremos poder
ver en la tele lo que una videocámara ha grabado sin trampa ni cartón en el
espacio público que todavía es la calle.
Ahora bien, si esta última
enmienda a la ley de Enjuiciamiento Criminal está hecha, como dicen las malas
lenguas, para evitar imágenes como la detención de Rodrigo Rato, entonces ni horario ni nada: esas imágenes son
inofensivas. Las que hacen daño a Rato son esas otras en las que toca la
campana en la Bolsa
y sonríe mostrando el pulgar. Esas son las que mancillan su honor, violan su intimidad
y destruyen su imagen. Que censuren la dichosa campanita y dejen en paz el
resto del “Telediario”.
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