Una sugerencia. Después de la intensidad de la segunda temporada de “True Detective” (Canal+ Series), no vaya al mueble-bar (“mueble-bar”: supera eso, Hegel) a beberse los posos de esa botella de coñac que lleva con usted desde la (primera) transición. No apague la luz del comedor (“comedor”: supera eso, Ferrán Adrià) para sumergirse mejor en un mundo feroz por el que no se cuela ni un poquito de luz. No dirija la mirada a su discoteca (“discoteca”: supera eso, Apple) en busca de la banda sonora perfecta para acompañar a la mirada líquida de Colin Farrell. Ponga La 2, a eso de las ocho de la tarde, y déjese llevar por “Ochéntame otra vez” y su revisión de los programas musicales de los años 80 no del pasado siglo, no, sino del pasado milenio, de la pasada era, de una época en la que las palabras “marcha” y “rollo” no eran objeto de estudio de la arqueología. Los Jackson Five actuando en “Aplauso”, “Tocata”, los ojos de la cantante de “Ricchi e Poveri”, Carlos Tena y “Popgrama”, el ballet de Giorgio Aresu, la última actuación del cantante de “AC/DC”, los abanicos de “Locomía”, “Abba” y “Chiquitita”, el tío de “Boney M.” bailando de forma muy rara, “Dire Straits” actuando en play-back, el concurso “La juventud baila” presentado por José Luis Fradejas, la nariz de Franco Battiato en “Quiero verte danzar”… Supéralo, Colin Farrell.
¿Cómo es posible que,
partiendo de todo eso, hayamos alcanzado la cima de la miseria de los programas
musicales en televisión? El físico Werner
Heisenberg ya nos advirtió de que lo falso de la ley causal que asegura que
si conocemos exactamente el presente podemos predecir el futuro no es la
conclusión, sino la premisa: no podemos conocer el presente en todos los
detalles. ¿Quién conocía en todos los detalles el presente de aquellos años 80?
¿Quién podría imaginar que tipos como Gurruchaga
parecerían hoy tan extravagantes como una sonrisa en un capítulo de “True
Detective”? ¿Cómo podemos conocer el futuro si solo sabemos de la crisis griega
lo que nos cuentan los mariachis de eso que llaman “los mercados”? ¿Música y
política no tienen nada que ver? Pues resulta que ahora nos enteramos de que
“Aplauso” desapreció por razones políticas. Supera eso, Colin Farrell.
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