No sé si contra Franco vivíamos mejor, pero es seguro que contra Marhuenda vivimos de maravilla. Contra Marhuenda y contra Inda. Es la única explicación al sorprendente hecho de que ambos periodistas sean los contertulios estrellas de una cadena con un inequívoco perfil de izquierdas como es laSexta. Los únicos participantes fijos de “La sexta noche”. Los más asiduos de “Al rojo vivo”. En las cadenas fachas -13tv, TVE- los tertulianos de relumbrón son muy de derechas de toda la vida. En las cadenas rojas, también. Para un contertulio de izquierdas que llegó a convertirse en un fenómeno mediático cuya sola presencia subía la audiencia, se lo creyó, montó un partido político y desapareció de los platós. Ahora anda reuniéndose en reservados con Pedro Sánchez para hablar de baloncesto. Y no vale citar a Wyoming, que no es un tertuliano sino un presentador de informativos. Ni a Évole, por más que sus programas darían para encender muchos debates en los que Inda y Marhuenda volverían a ser los protagonistas.
Tiene la izquierda desde siempre un algo de masoquista. O de sádica. O quizá de dialéctica. Tenemos el músculo muy entrenado para enfrentarnos a cualquier cosa que se ponga enfrente, una tradición de oposición constante, un saber perder que da gloria verlo. Un espíritu que siempre simpatizará con el Frente Popular de Judea. “Estábamos mejor cuando estábamos peor”, dicen los italianos. “Hablar es hablar contra alguien”, sentenciaba Gustavo Bueno en clase una y otra vez. Tanto nos hacemos la picha un lío que sólo nos ponemos de acuerdo en lo que no estamos de acuerdo. Y pocas veces se puede estar tan en desacuerdo con algo como con Paco Marhuenda. Por eso le buscamos en la esquina superior derecha cada vez que comienza “La sexta noche” y nos sentimos tan bien cuando nos sentimos tan mal con cada intervención tramposa, cada argumento tergiversado. La derecha necesita su periódico, pero la izquierda necesita su presencia en los medios. Él sirve encantado a ambos bandos.
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