30/6/15

TIMADORES EN GENERAL



Qué flojo estuvo el padre Fortea en su entrevista con Risto Mejide del otro día (“El rincón de pensar”, noche de los martes en Antena 3). Apenas se ofendió por las preguntas que le hizo Risto, por el tono de la entrevista y por la falta del habitual respeto servil con que la autoridad religiosa está acostumbrada a ser tratada desde hace siglos. Solo dijo que había sugerido cosas que le habían “ofendido bastante”. Qué flojo.

Menos tibios, aquí estamos muy ofendidos con las respuestas de este sacerdote especializado en exorcismos, demonología y posesiones diabólicas (incluso indignados con las posesiones diabólicas que logra una institución religiosa al poner a su nombre edificios, fincas y propiedades diversas aprovechando el alucinante privilegio que posee de realizar inmatriculaciones).

Sobre los casos de abusos a menores en el seno de la Iglesia, Fortea templó gaitas (con  perdón), pero hablando de exorcismos nos dejó boquiabiertos. Es que las verdades eternas permiten pasar por encima de tonterías como el método científico, la sensatez o la piedad. Aseguró que en España atiende cada año a unas cuatro personas que, por invocar espíritus y chorradas de esas que gustan a Íker Jiménez, son  poseídos por el demonio (“sienten presencias, que les ha entrado algo”. ¡Y no es una tenia!). El tío sabe a ojo y sin consultar a ningún especialista que no son enfermos. Solo habla con ellos para hacerse “una idea de su estado mental”. También vale que una madre indocumentada de una pobre niña enferma cuente una chifladura (“Yo estaba cosiendo en el salón y de pronto mi hija entró en trance, estaba en un sillón y el sillón se elevó en el aire”) para que la exorcice durante más de siete años. Su “tratamiento” es rezar y esperar. “Tras rezar, la persona queda liberada. Por eso se hace el exorcismo, porque tenga uno la teoría que tenga, lo cierto es que funciona”. ¡Porque “funciona”, justo la insensatez de la que viven tantas dietas milagro, adivinos, vendedores de amuletos y timadores en general!

29/6/15

CINCO MINUTOS DE MÁS ALLÁ


El ruido y la furia se apoderan de los telediarios. Renuncio a entender a los tipos que, en nombre de no sé qué o de no sé quién, han asesinado a turistas que disfrutaban de las playas de Túnez, fieles que rezaban en una mezquita y un hombre que ni tomaba el sol ni rezaba, sino que estaba en una planta de gas en Lyon. Qué absurdo. Qué desquiciada sin razón que mezcla playas, mezquitas y plantas de gas. Podemos intentar comprender lo que sucedió en el búnker de la cancillería en los últimos días de Hitler (“El hundimiento”, La 2) o las causas por las que la selección brasileña de fútbol (Copa América, Canal +) sigue siendo la selección brasileña de fútbol cuando no queda nada de aquella selección de la que un día, hace mucho tiempo, todos nos enamoramos. Pero, ¿cómo entender el terrorismo de playa, de mezquita y de planta de gas? Es imposible. Por eso hay que pasar a la acción.

El hombre, como dice Manuel Vicent, es una breve aventura química sin sentido. Una aventura, eso sí, emocionante, pero que muere con la muerte. No creo que haya un Más Allá. No creo que haya un cielo ni un infierno, solo seres humanos que nacen y mueren en este Más Acá nuestro de cada día. Y, si pudiera elegir, no elegiría un cielo o un infierno: elegiría la muerte lúcida dejando tras de mí un mundo mejor que el que hubiera sido si yo no hubiera existido. Elegiría, eso sí, un Más Allá de cinco minutos, solo cinco minutos. Un mini Más Allá meramente testimonial donde poder decir a todos los fanáticos y chalados de la historia: “Os equivocasteis, mamarrachos. No hay nada. ¿Y ahora, qué?”. Sólo cinco minutitos para ver las caras de los que despreciaron el acá en favor del allá. Cinco minutejos para que los asesinos de playa, de mezquita y de planta de gas entendieran la enormidad de su error y se fueran a la nada eterna con el gesto que les queda a los idiotas cuando comprenden que son idiotas. El ruido y la furia del fanatismo nos obliga a tomar esta desagradable decisión: exigimos cinco minutos de Más Allá para los gilipollas. Por lo demás, ante todo mucha calma en las playas, en las mezquitas, en las plantas de gas y en las cabezas de todos los que sienten que, a pesar de la ola de calor, los telediarios hielan el corazón.

28/6/15

SUPERA ESO, COLIN FARRELL



Una sugerencia. Después de la intensidad de la segunda temporada de “True Detective” (Canal+ Series), no vaya al mueble-bar (“mueble-bar”: supera eso, Hegel) a beberse los posos de esa botella de coñac que lleva con usted desde la (primera) transición. No apague la luz del comedor (“comedor”: supera eso, Ferrán Adrià) para sumergirse mejor en un mundo feroz por el que no se cuela ni un poquito de luz. No dirija la mirada a su discoteca (“discoteca”: supera eso, Apple) en busca de la banda sonora perfecta para acompañar a la mirada líquida de Colin Farrell. Ponga La 2, a eso de las ocho de la tarde, y déjese llevar por “Ochéntame otra vez” y su revisión de los programas musicales de los años 80 no del pasado siglo, no, sino del pasado milenio, de la pasada era, de una época en la que las palabras “marcha” y “rollo” no eran objeto de estudio de la arqueología. Los Jackson Five actuando en “Aplauso”, “Tocata”, los ojos de la cantante de “Ricchi e Poveri”, Carlos Tena y “Popgrama”, el ballet de Giorgio Aresu, la última actuación del cantante de “AC/DC”, los abanicos de “Locomía”, “Abba” y “Chiquitita”, el tío de “Boney M.” bailando de forma muy rara, “Dire Straits” actuando en play-back, el concurso “La juventud baila” presentado por José Luis Fradejas, la nariz de Franco Battiato en “Quiero verte danzar”… Supéralo, Colin Farrell.

¿Cómo es posible que, partiendo de todo eso, hayamos alcanzado la cima de la miseria de los programas musicales en televisión? El físico Werner Heisenberg ya nos advirtió de que lo falso de la ley causal que asegura que si conocemos exactamente el presente podemos predecir el futuro no es la conclusión, sino la premisa: no podemos conocer el presente en todos los detalles. ¿Quién conocía en todos los detalles el presente de aquellos años 80? ¿Quién podría imaginar que tipos como Gurruchaga parecerían hoy tan extravagantes como una sonrisa en un capítulo de “True Detective”? ¿Cómo podemos conocer el futuro si solo sabemos de la crisis griega lo que nos cuentan los mariachis de eso que llaman “los mercados”? ¿Música y política no tienen nada que ver? Pues resulta que ahora nos enteramos de que “Aplauso” desapreció por razones políticas. Supera eso, Colin Farrell.

27/6/15

JUEGOS ESTÚPIDOS


I. Nos enfrentamos a la naturaleza en condiciones durísimas. Y gracias el esfuerzo de una lucha de milenios, una parte, no todos los humanos, vencimos al frío, a la mortalidad infantil, duplicamos la esperanza de vida, acabamos con enfermedades. Creamos entornos segurísimos en donde es imposible morir devorado por una fiera. Y, tras doblegar a la naturaleza con nuestra capacidad transformadora de la realidad, volvemos la mirada al mundo salvaje y nos lo representamos idílico, armonioso. Afirmamos querer volver a recuperar esa esencia pura natural paradisíaca que jamás existió, que nos inventamos a partir de las películas de Disney y otros productos infantiles.

II. Con lucha y esfuerzo de siglos, las mujeres han combatido contra la violencia y la subordinación que sufrían en muchísimas sociedades y contextos sociales. En condiciones muy duras, una parte, no todas las mujeres, consiguieron ganar una igualdad significativa en las relaciones personales y en los juegos de fuerza familiares, sexuales y profesionales respecto de los varones. Y, tras ese logro a favor de la marcha de la Historia, se llenan de mujeres los cines que proyectan “Cincuenta sombras de Grey” y las adolescentes fantasean con una sumisión de color fosforito, con recibir una violencia sin espoleta, con recuperar un machismo humillante aunque cortés que jamás existió.

III. Fue difícil vencer a la pobreza, salir de las cuevas y las chozas insalubres, cobijarse de la intemperie, beber agua limpia, tener alcantarillado. Una parte, no todos los humanos, consiguieron tras siglos de trabajo alcanzar unas condiciones elementales de comodidad para rodear su vida cotidiana. Y, tras tanto esfuerzo y tesón, Telecinco lleva ya catorce ediciones de “Supervivientes”, en donde un montón de supuestos famosos gustan de revolcarse en el barro volviendo a una prehistoria pasteurizada tras la que esperan cheques que no huelen. Dulce, la niñera de la hija de Chabelita, tiene un disgusto tremendo porque el juez le ha quitado la custodia de la niña a su madre por pasarse meses jugando a este juego estúpido en Honduras.

26/6/15

LA TERTULIA DEL FIN DEL MUNDO


En “El restaurante del fin del mundo”, la segunda mejor novela humorística de ciencia ficción que se pueden leer en nuestro planeta, Douglas Adams describe uno de los lugares más turbios del universo: un extraño restaurante que ofrece en cada cena un fascinante espectáculo a todos los comensales. El local posee la capacidad de viajar en el tiempo, de forma que cada noche adelanta quinientos setenta y seis mil millones de años y se acerca al momento del fin del mundo, al instante preciso en el que todo el cosmos colapsará y desaparecerá para siempre. A través de las gigantes cristaleras del restaurante los clientes contemplan cómo comienza a ocurrir el mismísimo apocalipsis mientras apuran sus postres o sus chupitos. Hasta que en el último segundo, justo cuando se va a consumar irreversiblemente el fin de todo, el operario del restaurante acciona la maquinaria necesaria para que el local regrese al momento presente entre los aplausos de la clientela. Y así todas y cada una de las noches.

Desde hace una semana cada informativo se ha convertido en el informativo del fin del mundo. Cada entrevista es la entrevista del fin del mundo. Por concretar en un único espacio, la tertulia nocturna que nos ofrece el canal 24 Horas de Televisión Española ha sido lunes, martes, miércoles -y apuesto a que también ayer jueves- la Tertulia del Fin del Mundo, un restaurante de comida griega en el que los tertulianos hacen viajar a los espectadores al fin de la cultura occidental, de Europa, de la moneda común, de la vida, del universo y de todo lo demás. Dirigidos por el chef Sergio Martín, “La noche en 24h” es un buffet libre que mezcla aromas de souvlaki y dolmadakia con palabras de sabor helénico como “siriza” o “varoufakis”, y que se cronotransporta constantemente al armageddon total para, justo en el último momento, echar el freno y devolver a la audiencia al tiempo actual. No les contaré lo que le ocurre al mundo, al fin del mundo y al restaurante del fin del mundo en la novela de Adams, pero sí me gustaría destacar que Martín tiene mucha, pero mucha mucha mucha menos gracia que Ford Prefect.

25/6/15

LA VEJEZ DE MARUJITA DÍAZ



“Ars longa, vita brevis”, decían los clásicos. Está bien y queda bonito, pero sostener que el arte es duradero y la vida es breve no sirve para casos como el de la recientemente fallecida Marujita Díaz. Dijeran lo que hubieran dicho para rellenar las largas tardes de “¡Qué tiempo tan feliz!” y afirmaran lo que hubieran afirmado para completar las tardes largas de “Cine de barrio” (¿siguen echando “Cine de barrio”?), el arte de Marujita no parece demasiado duradero, da igual que nos fijemos en su cine, su música o sus innovadores pasos de baile ocular. Pero, sobre todo, la vida de Marujita no fue breve. Fue mucho más larga de lo que su efímero arte pudo soportar. Eso explica el espectáculo al que tuvimos que asistir en televisión, nos gustara o no, durante los últimos años de su vida larga y ya sin ningún tipo de arte.

Ulises de Ítaca, fue un hombre porque fue mucho más que un rey o un viajero o un navegante o un padre o un esposo o un guerrero o un hábil estratega de múltiples tretas y aguzado ingenio. Ulises fue todo eso y más. Más que aquel Dios arquitecto, ingeniero, artesano, carpintero, albañil y armador al que cantaba Elsa Baeza a finales de los setenta. Pero fue un hombre que a pesar de los largos años de su travesía no conocimos de viejo más que como disfraz para volver a su casa sin ser reconocido. En cambio, sí conocimos la vejez de Marujita. No sabemos qué hubiera hecho Ulises en su lugar de llegar a su edad y situación. Él no tuvo que enfrentarse, ya anciano, a los peligros que la rodearon a ella. Quizá fuera más sencillo huir de los encantos de Calipso que de los de Dinio, del poder de Polifemo que del de Telecinco, de los cantos de las sirenas que de los cantos de “Sálvame”.

“El Universo, mudanza; la vida, firmeza”, dice aún el emperador Marco Aurelio desde su atalaya en el Campidoglio de Roma. Sí, maestro, pero no es fácil con una vida demasiado larga para un arte demasiado breve.

24/6/15

JUAN CARLOS ORTEGA, CORAZÓN LOCO



En el drama “El rey enamorado” de Les Luthiers, el rey Enrique VI (que vive en tiempos diferentes a los actuales en los que los reyes pueden tenerlo todo sin renunciar a nada) duda si debe quedarse con la corona o abdicar al trono para entregarse al amor de la bella plebeya María Blessing. Ríete tú de aquella tontería de “Ser o no ser”: “¿El trono o María? Al fin y al cabo, el trono lo quiero para posarme sobre él y satisfacer mis deseos, los más sublimes y los más perversos; en cambio, a María la quiero para… ¡Caramba, qué coincidencia!”.

En efecto, hay divergencias que coinciden. Como la tele y la radio. Quiero decir, como el genial Juan Carlos Ortega en la tele y el genial Juan Carlos Ortega en la radio. Las mañanas de los fines de semana pone Radio Nacional patas arriba en “No es un día cualquiera”. Y las tardes de los sábados pone patas abajo La 2 en “La mitad invisible”. Hace tres días, en la radio planteó una votación para elegir entre Johann Sebastian Bach y Antonio Molina, pero uno de sus personajes se quejó porque planteaba una comparación desigual y sin sentido: la elección debería estar más compensada y enfrentar a Bach con… ¡La Niña de los Peines! ¿Y en la tele?

En la tele, este sábado “La mitad invisible” estuvo dedicado a “Mortadelo y Filemón”, de Francisco Ibáñez. Otras veces, este espacio que declara estar dedicado a conocer en cada capítulo una obra de arte y a su autor, estuvo dedicado a la novela “Luces de Bohemia” de Valle-Inclán, a la escultura “Magdalena penitente” de Pedro de Mena, o a la obra de teatro “Historia de una escalera” de Buero Vallejo. ¿Qué pinta ahí Ibáñez? Aprendamos de Enrique VI, que se percató de la coincidencia entre la corona y María. No seamos merluzos y vayamos de Bach a Molina, de Mena a Ibáñez, de la tele a la radio. Sigamos los pasos de Ortega que nos enseña cómo se pueden querer tantas cosas a la vez, y no estar locos.

23/6/15

ES SOLO MESSI


He visto, con premeditado retraso, el documental “Messi” (Canal+) que trata, claro, del futbolista argentino Lionel Messi. Uf. Algo tiene el fútbol que chirría cuando lo toca el cine o cuando se convierte en carne de documental. Es cierto que hay películas maravillosas ambientadas en el mundo del fútbol como, por ejemplo, “The Damned United”, un acertadísimo acercamiento al entrenador Brian Clough y al fútbol inglés de finales de los años 60 y principios de los 70 del pasado siglo. Y también es verdad que los pequeños documentales que se saca de la manga el programa “Fiebre Maldini” son tan respetuosos con el fútbol como con los futboleros. Vale. Pero fútbol, cine y documentales suelen ser un quiero y no puedo, una mezcla de los códigos del fútbol y las leyes del espectáculo que termina por no gustar ni a los futboleros, ni a los cinéfilos, ni a los adictos a los documentales. “Messi”, gracias al buen ojo de su director, Álex de la Iglesia, es otra cosa.

Si se piensa bien, la fórmula es bien sencilla. Dejemos que los viejos amigos de Messi, sus primeros compañeros, sus profesores y  sus entrenadores hablen de Messi. Y, luego, dejemos que los que saben de fútbol hablen de Messi. Por ejemplo, el entrenador argentino César Luis Menotti. Qué tipo, Menotti. El “Flaco” es tan grande que casi se come a Messi en el documental “Messi”. Pero lo que cuenta “Messi” de una forma alegre y elegante, entre risas, buena comida y copas de vino, es la aventura imposible de un niño de Rosario que viajó a Barcelona para convertirse en el mejor futbolista del mundo. No le demos más vueltas. El director de cine David Cronenberg dice que cuando está haciendo arte, no tiene responsabilidad social alguna. Podemos estar de acuerdo con Cronenberg o abominar de esa brutal concepción del arte, pero seguro que Messi estaría de acuerdo porque, como  alguien dice en “Messi”, el futbolista argentino todavía juega al balompié como si el premio por ganar fuera una bicicleta. Messi es el fútbol por el futbol, el arte por el arte, el gol por el gol. Por eso Álex de la Iglesia pone una cámara delante de unos tipos que hablan de Messi y le sale un documental que sabe a fútbol como los labios de Ingrid Bergman saben a cine o los oricios saben a mar. Es solo Messi. Es solo fútbol. Nada más. Nada menos.

22/6/15

EL ERROR DE DESCARTES

El último capítulo de la quinta temporada de “Juego de tronos” (Canal+ Series) nos regaló la muerte de algunos personajillos repugnantes y nos escupió a la cara la muerte de uno de nuestros personajes favoritos. Jon Nieve murió apuñalado por los suyos en el Muro como Julio César murió apuñalado por Bruto y algunos más a los pies de una estatua de Pompeyo. No sé si Jon Nieve tendrá en la sexta temporada un Marco Antonio que hable en su funeral y busque luego venganza, lo que sí sé es que el adiós a Jon Nieve nos deja un poco más solos. La muerte de un gran personaje televisivo, ya sea víctima de los puñales de sus enemigos, del agotamiento de las ideas de los guionistas o del inevitable fin de la serie es, como la muerte en general, triste para los que nos quedamos.

Jon Nieve, Dana Scully, Don Draper, Tony Soprano. ¿Por qué nos conmueve la muerte, el adiós, el hasta siempre de los héroes de ficción? Por la misma razón por la que Descartes se equivocaba cuando decía que los animales sólo son autómatas, simples máquinas vivientes. La queja de un perro es algo más que el chirrido de un mecanismo que funciona mal, y la triste y perpleja mirada con la que Jon Nieve dialoga con sus asesinos es mucho más que el chirrido final de un personaje que intentó ser bueno en un mundo de monstruos. Los seguidores de “Juego de tronos” no entienden la muerte de Jon Nieve, hasta el punto de que muchos piensan que Jon “resucitará” como lo hizo Sherlock Holmes después de su muerte aparente en la cascada de Reichenbach, pero no hay que exagerar. Hace unos meses, un hombre recibió un disparo en Rusia en el curso de una discusión sobre la filosofía de Kant, pero no es probable que alguien reciba un disparo tras una discusión sobre las circunstancias de la muerte de Jon Nieve. “Juego de tronos” mueve más pasiones que la “Crítica de la razón pura”, es cierto, pero los chirridos de las series televisivas tienen que ver más con la queja de un perro que con el número de categorías del entendimiento.

21/6/15

CRONOCRÍTICA TELEVISIVA


Ha nacido una nueva forma de hacer crítica televisiva. Se llama “cronocrítica televisiva” y, básicamente se practica viendo la televisión con un cronómetro en una mano y un lápiz en la otra. No es fácil, porque hay que saber coordinar correctamente la pulsación de los botones del reloj con una mano y los movimientos de la otra sobre el cuaderno, pero merece la pena: todo cambia súbitamente cuando dejas de ver la televisión directamente y comienzas a verla a través de un contador de tiempo.

Por ejemplo, informativos de Antena 3 del viernes 19 de junio a la hora de la cena. Información sobre el acuerdo entre el Partido Popular y Ciudadanos para gobernar la Comunidad de Madrid: 54 segundos. Información sobre la ruptura de Divergencia i Unió: 26 segundos. Información sobre las negociaciones entre Manuela Carmena, el BBVA y el Banco Santander para buscar soluciones al problema de los desahucios en el concejo de Madrid: 67 segundos. Información sobre una mujer que se asoma a limpiar los cristales de su casa en un pueblo de Galicia y se pone de pie sobre el alféizar sin protección: 90 segundos. Más tiempo hablando sobre esta mujer que sobre todas las cuestiones anteriores. En total, de los 39:55 minutos que dura el informativo de Atresmedia se emplean 19:19 minutos en hablar de cuestiones que afectan a la vida de los espectadores -los problemas de Grecia, política nacional, la monarquía-, y 20:36 minutos en hablar de cuestiones que no pueden repercutir directamente de ninguna manera sobre el estado de la audiencia -sucesos con pasajeros que caen de aviones, volcanes, deportes, campañas promocionales veraniegas de Antena 3, entrevistas a mujeres que se asoman a limpiar los cristales de su casa en un pueblo de Galicia y se ponen de pie sobre el alféizar sin protección-.

Nace la cronocrítica televisiva para demostrar que el tiempo no sólo es oro. En televisión el tiempo también es ideología política, respeto al espectador y una determinada forma de entender el periodismo.

20/6/15

GÉNESIS 18: 20-32

“He venido a verte”, le dijo el Dios de las Televisiones a Pasapalabra, “porque hálloMe muy disgustado con los programas de Telecinco. Cada día ofenden a su Creador, pervierten con polígrafos y supervivientes la misión que les encomendé. He decidido enviar un terrible castigo y arrasar por completo la cadena. Pero tú, Pasapalabra, eres un espacio justo y temeroso de Dios, es decir, de Mí. Toma pues todo aquello quieras salvar y huye de madrugada lejos de Telecinco antes de que lo convierta en un aparcamiento”. “Pero, Señor”, imploró Pasapalabra con la voz de Christian Gálvez mientras bajaba la testuz, “vos sois un Dios juez de jueces, misericordioso entre los misericordiosos. ¿En verdad vais a arrasar los programas virtuosos en medio de los programas pecadores. ¿No creéis que si hubiera diez buenos programas en Telecinco sería injusto convertir en confetti toda la programación?”. “Bien decís”, respondió el Dios de las Televisiones, “repasaré la programación de ayer viernes por ver si al menos encuentro diez programas justos. De ser así Mi magnanimidad misericorde abarcaría a toda la cadena y, ya puestos, a todo Mediaset”.

Volvió horas después el Dios de las Televisiones con mala cara. “Recoge tus cosas y parte, Pasapalabra, pues no he hallado diez programas virtuosos en la cadena que Yo creé para Mi gloria”. “¿Y cinco? ¿Acaso cinco no justificarían la gracia de Tu perdón colectivo?”. “Justificaríanlo también, oh, noble patriarca de cuya estirpe nacerán tribus enteras de programas que alabarán al Señor, mas no hay tales cinco justos”. “¿Tres?”. El Dios de las Televisiones negolo. “¿Dos?”. “Sólo tú, y más vale que te pires pronto: voy a hacer llover fuego y azufre desde el comienzo de ‘El programa de Ana Rosa’ hasta el final de ‘Sálvame Deluxe’. Ah, y no vuelvas la cabeza para mirar la destrucción que se avecina. Si lo haces, te convertiré en estatua de sal y te pasarás la eternidad inmóvil, encasilladísimo, repitiendo una y otra vez el mismo formato, y aburriendo cada vez más a la audiencia”. “¿No puedo mirar ni un poquito, Señor?”. “Tú verás”.

19/6/15

TIPOLOGÍA DE ESPECTADORES DE "TRUE DETECTIVE"

Existen exactamente diez tipos de espectadores interesados en ver la serie “True Detective”: (1) hipsters postureros que han leído en Esquire un reportaje muy intenso aunque indolente acerca del estreno de esa serie en Estados Unidos y lo quieren comentar con sus amigos mientras engullen su cupcake preferida, (2) socialdemócratas abonados a Canal+ y/o Yomvi, (3) adolescentes con pretensiones que intentan dejar claro al chico que les gusta que lo de Johnny Depp fue sólo una etapa ya superada, (4) aficionados a las grandes series de televisión norteamericanas, (5) expertos en bajarse con el torrent todo de lo que hayan oído hablar alguna vez, (6) aficionados a las grandes series de televisión en general, (7) cincuentañeros que tras leer un ensayo sobre la influencia del Nietzsche de “Zaratustra” en “True detective” compran la serie en Amazon, (8) hermanos de los adolescentes del punto (3) que empezaron a lo bobo a ver la serie que veía su hermana y se engancharon, (9) gente que flipó con “Perdidos”, y después con “American Horror Story”, y después con “Breaking Bad”, y (10) aficionados a las series atormentadas a los que les basta que en los capítulos se incluyan psicópatas y asesinatos rituales para que les gusten.

Los hay altos y bajos, bizcos y disléxicos, partidarios del proyecto Gran Simio y escépticos que encuentran graves problemas epistemológicos a la Declaración Universal de los Derechos de los Animales. Sólo hay una cosa que tienen en común todos ellos: nunca jamás de los jamases bajo ningún concepto se pondrían a seguir una serie como “True detective” en una cadena generalista como laSexta, teniendo que acordarse de verla un día de la semana a una hora determinada con interrupciones publicitarias y un año después de su emisión en cadenas de pago.

(NOTA FINAL: la columna de hoy es un comentario a la insignificante audiencia que tuvo la emisión de “True detective” en laSexta. Probablemente en la cadena estén sorprendidos del bajo interés que despertó la serie estrella de 2014. Yo estoy sorprendido de que alcanzasen el 4,4% de share).

18/6/15

¡EL PROGRAMA DE NORMA DUVAL PARA EL PRIME TIME DEL SÁBADO! (aka YA LLAMO YO A NORMA)


Bien, bien. Lo estamos haciendo bien. El plan está funcionando según lo teníamos previsto. Parecía que cargarse el prestigio de la televisión pública y la propia televisión pública en sí iba a ser una tarea muy difícil que requeriría de medidas extremas. Pero poco a poco lo estamos consiguiendo. Esfuerzo, constancia, afán de superación por hacerlo cada día un poquito peor que el día anterior. Ahí está la clave. Y un equipo volcado de corazón en este arduo empeño. Primero fue el éxito, es decir, el fracaso del programa de José Luis Moreno. El listón quedó muy alto, pero el fracaso, es decir, el éxito del programa de Ernesto Sáez de Buruaga consiguió superarlo. Bien, bien. Ni un paso adelante. Cada décima de audiencia perdida es un logro. Hay que cuidar minuciosamente que cada espectador que deja de vernos no vuelva jamás a sintonizar La 1. Cada semana, una nueva alegría; cada programa que estrenamos, un poquito peor.

Hoy os he reunido aquí para felicitaros por este nuevo desprestigio: hemos logrado cancelar “Jugamos en casa” al cabo de poquísimas ediciones. Bien, muchachos. Y arriba en la dirección saben que esto era más complicado de lo que parece: “Jugamos en casa” era un formato de la NBC de éxito por todo el mundo. Para cagarla bien cagada esta vez hacía falta una selección muy especial de los invitados, una realización peculiar y, sobre todo, un valiosísimo fichaje con las garantías de Los Morancos. Pero esto no ha terminado. Ahora no podemos dormirnos en el fracaso. Continuamos con nuestra hoja de ruta. Ya estamos ultimando el programa de Bertín Osborne. Tres, cuatro semanas como mucho. No más. Después se retirará por baja audiencia. Y cuando tengamos a la televisión pública completamente noqueada llevaremos a cabo la solución final, la que nadie espera, la que aún no hemos filtrado a la prensa: ¡el programa de Norma Duval  para el prime time del sábado! Nadie tendrá argumentos para negarse a que TVE cierre, o se privatice, o se reconvierta en una teletienda o en un salón de peluquería canina. Manos a la obra. Ya llamo yo a Norma.

17/6/15

PRIMERA LEY DE LA TELEDINÁMICA


Según la ley de la conservación de la energía televisiva, la deriva hacia un informativo serio que está experimentando el programa de humor “El intermedio” ha de verse equilibrada por la deriva hacia el humor de algún informativo serio. El humor televisivo ni se crea ni se destruye, sólo se transforma, asegura la primera ley de la teledinámica. Inicialmente “El intermedio” era un estricto espacio de humor sobre la actualidad. Después Wyoming empezó a reflexionar sentado sobre el pico de la mesa. Luego comenzaron a las entrevistas; primero, a especialistas que comentaban las noticias, economistas, tertulianos; después, a los propios protagonistas de las mismas, alcaldes, políticos. Esta noche se anuncia un reportaje en el que Gonzo nos muestra el estado en el que se encuentra Gaza tras los bombardeos y las ayudas de la comunidad internacional -que cada lector agrupe los sintagmas de esta frase como le parezca-.

Y esta fuga de humor de “El intermedio” ha de estar traspasándose a otro lado, como ocurre en los sistemas energéticos cerrados televisivos. La cuestión es saber a dónde. Tras la primera edición del programa de Buruaga parecía que “Así de claro” era ese espacio serio que se estaba convirtiendo en programa cómico, pero después “Así de claro” finó y el programa de Wyoming continuó con la deriva comentada. Quizá la marcha de Jesús Cintora de “Las mañanas de Cuatro” obedecía al proyecto de hacer de la tertulia política matutina de Mediaset un nuevo Club de la Comedia, pero tampoco ha sido así. A día de hoy, lo más probable es que la manipulación que los trabajadores de TVE denuncian día sí y día también sea en realidad la metamorfosis de los informativos públicos en un servicio de humor. La 1 repuso “Masterchef” la mañana del sábado mientras todas las demás cadenas hacían programas especiales sobre la constitución de los nuevos ayuntamientos. ¿Sectarismo, manipulación? No, simple homeostasis a partir de la primera ley de la teledinámica. Qué grande eres, Gonzo. Te veremos hoy en Gaza.

16/6/15

ALUMINIO


Existen tres fenómenos que la ciencia actual no puede explicar: (1) el orden cuántico de las ondas gravitacionales, (2) el nivel de obstrusión mental y asalchichamiento intelectual de la monja Teresa Forcades, y (3) por qué no hay unanimidad mundial acerca de que “The Americans” es la mejor serie del momento. Quizá algún día dediquemos la columna al primero de los misterios y no hay ninguna duda de que el segundo de ellos será motivo de reflexión frecuente durante los próximos meses. Pero hoy nos centraremos en el tercer fenómeno sin explicación: ¿Por qué, oh, por qué no está toda la sociedad comentando la increíble calidad de la serie de Joe Weisberg? ¿Por qué, de hecho, cuando han leído “The Americans” en las líneas anteriores muchos de ustedes, queridos lectores, han pensado “¿qué serie es esa?”?

¿“¿Qué serie es esa?”? (¡cómo mola esto de abrir y cerrar dos interrogaciones seguidas!) Pues “The Americans” es una serie cuyo estilo narrativo es mejor que el de “Breaking bad”, que va mejorando temporada a temporada mucho más de lo que mejora “The good wife”, que presenta de forma fascinante una época muy cercana y muy lejana a la vez mejor de lo que lo hace “Mad men”. Su guión es más sólido que el de “Homeland”. Los matices psíquicos de los personajes son más realistas que los de “True detective”. Tiene más niveles de análisis que “House of cards”. Y, sin embargo, todo el mundo conoce “House of cards”, “True detective”, “Homeland”, “Mad men”, “The good wife” y “Breaking bad”, mientras que “The Americans” pasa desapercibida, probablemente disfrazada con una impecable peluca y un bigote mientras coloca un micrófono en el maletín de un agente de la CIA con un retrato de Ronald Reagan al fondo.

La explicación tiene que ir más allá de lo que todos imaginamos. Quizá Forcades tiene razón y las vacunas incorporan un metal neurotóxico que impide apreciar las buenas series de televisión. Y a lo mejor esa neurotoxicidad tiene que ver con el comportamiento cuántico de las ondas gravitacionales del aluminio.

15/6/15

GATILLOS Y LABIOS


¿Quién dijo que se acabó el fútbol hasta que en agosto vuelva la Liga? ¿No es fútbol la maravillosa Copa América (Canal+ Liga), que es al fútbol lo que Indiana Jones es al cine de aventuras? ¿No es fútbol el Mundial femenino de Canadá (Teledeporte)? Porque resulta que el fútbol femenino no solo existe, sino que es un fútbol con menos escupitajos, menos velocistas disfrazados de delanteros, menos defensas con el colmillo retorcido y muchas menos tonterías. Algunos creían que el fútbol era un deporte en el que las mujeres tenían tanto que decir como en la película “Lawrence de Arabia”. Es decir, nada. Cero. Pues no. Y no se trata de que los futboleros veamos el fútbol femenino con la condescendencia con la que los aficionados de la NBA miran por encima del hombro el baloncesto europeo, sino que el bosque del fútbol femenino en general, y la selección española en particular, tiene un color especial que hasta ahora ha estado oculto tras los árboles de Messi y Ronaldo.

En “La dama de Shanghái”, Elsa (Rita Hayworth) dice que no sabe disparar un arma, pero Michael (Orson Welles) le explica cómo hacerlo: “Es fácil, solo hay que apretar el gatillo”. Silbar también es fácil, como nos enseñó Lauren Bacall en “Tener y no tener”, porque solo hay que juntar los labios y soplar. Conseguir que los aficionados al fútbol sigamos con atención el fútbol femenino es tan fácil como disparar un arma o como soplar: basta con programar los partidos de forma adecuada, con una buena promoción y un digno seguimiento en el desproporcionado espacio que los telediarios dedican al deporte, es decir, al fútbol. La primera participación de la selección española de fútbol en un Mundial femenino puede ser un buen punto de partida para que el fútbol femenino deje de ser algo tan exótico como el fútbol australiano, o puede que después del Mundial de Canadá volvamos a darle vueltas a Messi y Ronaldo. Ya veremos. Pero que no nos digan que es difícil que los futboleros nos interesemos por el fútbol femenino. Solo hay que apretar el gatillo. Solo hay que juntar los labios y soplar.

14/6/15

ARISTÓTELES EN BANSHEE

Todo es excesivo en “Banshee” (Canal+ Series) desde que Lucas Hood llega a Banshee, Pensilvania, y se convierte en sheriff por accidente. Pero la tercera temporada de la serie con más sexo y violencia por metro cuadrado de la televisión (exceptuando “Spartacus: sangre y arena” y los telediarios) se ha convertido definitivamente en la pesadilla de Aristóteles, para quien la virtud consiste en un término medio, un equilibrio entre el exceso y defecto. No hay término medio en “Banshee”. No hay equilibrio. Todo lo que ocurre en “Banshee” es en exceso, desde la suspensión de la incredulidad que nos exige ver a un delincuente como Hood con la estrella de sheriff en la camisa a la maldad absoluta de Kai Proctor, pasando por la brutal coreografía de las peleas, el sexo por el sexo, los personajes que parecen salidos de la imaginación de un Quentin Tarantino pasado de rosca y la estética de western sin gran parte de su ética. Aristóteles hizo lo que pudo con el joven y excesivo Alejandro cuando fue su maestro en el Ninfeo de Mieza, pero no tendría nada que hacer con Lucas Hood en la taberna de Sugar Bates.

La maldad que anida en Banshee, un pueblecito de la América profunda, es una maldad antigua o, si se prefiere, hipermoderna porque no es la maldad rutinaria, banal y burocrática que está en la raíz del exterminio metódico propio del siglo XX, sino una maldad de autor, una maldad esforzada, excesiva en la formas y en los fines. Nada es más difícil de soportar que una sucesión de días hermosos, dejó dicho Goethe. Pero tampoco es fácil de soportar la sucesión de días terribles que nos espera a los que no podemos dejar de acompañar al sheriff Lucas Hood en su desesperada carrera hacia sabe dios dónde. ¿No hay un término medio entre una sucesión de días hermosos y una sucesión de días terribles? ¿No hay un término medio entre la reposición de “El príncipe de Bel-Air” y este “Spartacus” en Pensilvania? Aristóteles se aburre en Bel-Air, pero tiembla en Banshee.

13/6/15

IMPAGOS, VAGINAS Y DESAHUCIOS



Qué encrucijada de sentimientos encontrados, qué torbellino de íntimas contradicciones, qué oscuros laberintos transita el alma humana.

Desahucian a la vidente Aramís Fuster. Gran dilema. Los desahucios están mal, pero es que se trata de la Fuster, la figura mediática que durante años ocupó horas y horas de tele promocionando impunemente su sucio negocio, la vidente que cobraba por ver, la médium que cobraba por mediar, la bruja teñida que cobraba por bruja natural. ¿Qué debe hacer un hombre de bien, lamentar la noticia de un desahucio más entre tantos que desangran nuestra sociedad o, al contrario, alegrarse por ser de una timadora más entre tantas que desangran nuestra sociedad?

Leticia Sabater proclama que se operó, tiene nueva vagina y reconstruyó el himen para poder decir que vuelve a ser virgen. Qué dilema otra vez. Los avances de la medicina, y por extensión de la ciencia, son un logro del conocimiento humano, la punta de lanza que abre la senda por la que transita la humanidad. Pero es que se trata de la Sabater, la figura mediática que traumatizó la infancia de una generación de españoles hablando con un loro disecado con mucha marcha. A ella le importan una mierda la medicina, la ciencia y el conocimiento humano. Solo quiere recuperar notoriedad para pillar cacho, salir en “Sálvame deluxe” y reperder su revirginidad en una película que, dice, le han ofrecido hacer. Entonces, ¿hay que lamentarlo o alegrarse?

La comunidad de vecinos de Paquirrín pide por vía legal que pague los miles de euros que debe. Otro dilema moral. Está feo que una comunidad de vecinos deba asumir los gastos de un moroso, pero es que eso permite darle un poco de caña a una figura mediática que aparece y desaparece de la tele a su antojo para hacer caja sin importarle los daños causados a la población. ¿Lamento o alegría? ¡Ah!

¿Encrucijada, torbellino, laberintos? ¡Pamplinas! ¡Qué oscura pócima destilan en nuestro corazón estos personajes que, de ser el Dr. Jekill, nos transforman en Mr. Hyde!

12/6/15

TVE FUNCIONA



La 1 retira “Así de claro”, un programa de debate político que nació muerto hace tres semanas. No es noticia. Tampoco que TVE deje a Ernesto Sáenz de Buruaga sin su juguete nuevo. Solo son dos ejemplos miserables del triste día a día de nuestra tele pública. La noticia es que TVE no funciona y se resigna a seguir así. Sus estrenos no los ve ni el tato y duran cuatro días, vuelve a acumular deuda, se cuestiona su imparcialidad, sus trabajadores se quejan de la manipulación constante, se conceden programas y puestos para devolver favores o pagar lealtades políticas, en el Congreso su modelo de televisión pública es un constante motivo de enfrentamiento, y, en fin, los espectadores huimos a otras cadenas a entretenernos y, lo que es peor, a informarnos y ser tratados con respeto.

Menos mal que, tras pensarlo durante casi un minuto, tengo la solución: lo que funcionaría hoy en TVE es “TVE funciona”, un debate sobre lo que no funciona en TVE. Un plató gigantesco repleto de invitados, público vociferante, pantallas con mensajes de telespectadores enfurecidos, cuatro horas por delante. Abre José Antonio Sánchez, presidente de RTVE, se pone chulo y vuelve a decir que él vota al PP y que lo seguirá haciendo, qué pasa. Bertín Osborne (aún en talleres; pero ya llegará, ya) dice que cobra lo que cobra, y, si no, no trabaja porque se la sopla. Ramón García y Los Morancos aplauden. Los contertulios despedidos de “Así de claro” dicen que lo entienden, que cobrando lo que cobraban por programa vaya si lo entienden. Sánchez Dragó, vuelve a proclamar que la tele es el mal y no volverá a los platós a no ser que le paguen lo que le pagó Buruaga. Más aplausos. Aparece Cristóbal Montoro para repetir que la culpa es de Zapatero por quitar la publicidad. Buruaga le da la razón y cambia de tema cada vez que alguien critica la gestión del PP. Varios gags de José Luis Moreno ponen el toque de humor del país. Paolo Vasile llama en directo para comprar el programa y que lo presente Jordi González. ¡“TVE funciona”, funciona!

11/6/15

EL NILO Y EL FUTBOL

Escuchando a los opinadores de ultraderecha moderada que nos iluminan desde las tertulias de moderada ultraderecha que llenan la programación nocturna de las cadenas de ultraderecha moderada hemos aprendido que los pitidos al himno de España en la final de Copa es el gran problema de nuestro país después, eso sí, de la amenaza comunista que se esconde detrás de la coleta de Pablo Iglesias. Ante el supuesto ultraizquierdismo de Pablo Iglesias solo se me ocurre imitar a Sheldon Cooper cuando Rajesh y Howard le anuncian que han encontrado la pareja perfecta para él en una web de encuentros y nuestro físico teórico favorito se limita a soltar un bufido y levantar los brazos, exhausto por las constantes estupideces de sus amigos. En cuanto a la pitada al himno de España, no sé si habría que agarrarse al mismo argumento que los seguidores de “Gran Hermano” utilizan para defenderse de los ataques de sus críticos: “Si no te gusta, no lo veas”. Si no te gusta que miles de personas piten al himno de España, baja el sonido del televisor.

Más que el escándalo que la famosa pitada supone para oídos patrióticos, a algunos nos sorprende la atención que muchos tertulianos de ultraderecha moderada dedican al fútbol desde que el Barça gana títulos con la misma facilidad con la que Andrés Calamaro compone canciones. Sheldon Cooper pondría su prepotente cara de escarnio al escuchar las críticas a la utilización del Barça por parte del independentismo radical y a la deriva antiespañolista de un club que es más que un club, pero yo creo que los críticos del Barça son como ese personaje de la película “Muerte en el Nilo” que viaja en un crucero de lujo por el Nilo para estudiar la decadencia del sistema capitalista. El Barça es un maravilloso equipo de fútbol, y la única manera que tiene un tertuliano de la caverna de ver partidos del Barça sin que eso suponga una mancha en su hoja de servicios es decir que lo hace para estudiar el ataque culé a España. Al lector de Marx de “Muerte en el Nilo” le gustaba el Nilo y Egipto, y a los tertulianos nocturnos que ven partidos del Barça les gusta Messi y el fútbol. ¿Y qué? ¿Desde cuándo un comunista no puede hacer un crucero por el Nilo y un ultraderechista moderado no puede disfrutar del fútbol viendo jugar al mejor equipo del mundo?

10/6/15

MATRIMONIO CON ALAN

Más allá de la grimosa promoción de los capítulos finales de la “doceava” temporada de “Dos hombres y medio” (TNT), y no de la duodécima o la decimosegunda, el punto final de la serie que un día nos regaló a un gran personaje como Charlie Harper es triste para los que nos quedamos sin los chistes y juegos de palabras más ácidos y explícitos desde la inolvidable “Matrimonio con hijos”. Pero, sobre todo, el fin de “Dos hombres y medio” nos deja sin Alan Harper, el hermano de Charlie, un tipo absolutamente mezquino, gorrón, rastrero, egoísta, cutre, vago, indigno y divertidísimo. Alan es un miserable hipersensible, una vergüenza para el proletariado, un insulto a las relaciones humanas sanas, una oda a las camisas horribles, un soneto al materialismo mecanicista, un pareado a la grosería. Alan es un tipo patético que se hace querer porque nunca pretendió ser lo que no es.

Alan Harper se conoce bien a sí mismo, pero jamás perdió un segundo reflexionando sobre sí mismo. Como diría Pascal Bruckner, Alan aspira a gozar de los beneficios de la libertad sin sufrir ninguno de sus inconvenientes, quiere vivir en la diversión permanente porque es un inmaduro perpetuo y un mártir autoproclamado que huye de sus deberes. Pero nos partimos de risa con él. El adiós a Alan permitió una última broma de Chuck Lorre, creador de la serie, a costa de Charlie Sheen, el actor que interpretó a Charlie (¿o fue al revés?), y que sólo los fieles seguidores de “Dos hombres y medio” entendimos en toda su gracia. Pero a quien echaremos de menos es a Alan. El individualismo egocéntrico y canalla de Charlie era tan divertido como el individualismo egoísta y cutre de Alan, y tan descacharrante como el individualismo proletario de Al Bundy, el gran protagonista de “Matrimonio con hijos”. Pero nunca olvidaremos el corte de pelo de Alan, la brutal sinceridad consigo mismo de ese quiropráctico de Malibú y la admirable capacidad del hermano de Charlie para convertir a Charlie en el hermano de Alan. No te vayas, Alan. ¿Por qué no hablas con Al Bundy para que te deje vivir con él y su familia en la serie “Matrimonio con hijos y con Allan”? Chicago no es Malibú, pero es mejor que morir aplastado por un piano.

9/6/15

CONTRA MARHUENDA VIVIMOS MEJOR


No sé si contra Franco vivíamos mejor, pero es seguro que contra Marhuenda vivimos de maravilla. Contra Marhuenda y contra Inda. Es la única explicación al sorprendente hecho de que ambos periodistas sean los contertulios estrellas de una cadena con un inequívoco perfil de izquierdas como es laSexta. Los únicos participantes fijos de “La sexta noche”. Los más asiduos de “Al rojo vivo”. En las cadenas fachas -13tv, TVE- los tertulianos de relumbrón son muy de derechas de toda la vida. En las cadenas rojas, también. Para un contertulio de izquierdas que llegó a convertirse en un fenómeno mediático cuya sola presencia subía la audiencia, se lo creyó, montó un partido político y desapareció de los platós. Ahora anda reuniéndose en reservados con Pedro Sánchez para hablar de baloncesto. Y no vale citar a Wyoming, que no es un tertuliano sino un presentador de informativos. Ni a Évole, por más que sus programas darían para encender muchos debates en los que Inda y Marhuenda volverían a ser los protagonistas.

Tiene la izquierda desde siempre un algo de masoquista. O de sádica. O quizá de dialéctica. Tenemos el músculo muy entrenado para enfrentarnos a cualquier cosa que se ponga enfrente, una tradición de oposición constante, un saber perder que da gloria verlo. Un espíritu que siempre simpatizará con el Frente Popular de Judea. “Estábamos mejor cuando estábamos peor”, dicen los italianos. “Hablar es hablar contra alguien”, sentenciaba Gustavo Bueno en clase una y otra vez. Tanto nos hacemos la picha un lío que sólo nos ponemos de acuerdo en lo que no estamos de acuerdo. Y pocas veces se puede estar tan en desacuerdo con algo como con Paco Marhuenda. Por eso le buscamos en la esquina superior derecha cada vez que comienza “La sexta noche” y nos sentimos tan bien cuando nos sentimos tan mal con cada intervención tramposa, cada argumento tergiversado. La derecha necesita su periódico, pero la izquierda necesita su presencia en los medios. Él sirve encantado a ambos bandos.

8/6/15

UN TIEMPO VIEJO

Vivimos un tiempo nuevo. Vivimos un tiempo en el que la política ha quedado sacudida por una profunda crisis económica, unos escándalos de corrupción de una intensidad sin precedentes, la aparición de nuevos partidos políticos que han batido todos los records de crecimiento por unidad de tiempo en la historia de Europa. Vivimos un tiempo en el que los medios de comunicación han saltado por los aires, agujereados desde el interior por la guerra de guerrilas que suponen las nuevas redes sociales, más rápidas, más vitales, más agresivas de lo que nunca podrá ser ninguno de los medios tradicionales. Los diarios impresos agonizan, las cadenas generalistas consideran un éxito llegar al diez por ciento de audiencia, ningún comentarista dice nada que no se haya dicho previamente en twitter. En este panorama convulso aparecen formas insospechadas de participación de los ciudadanos en la gestión de lo común, nuevos intereses, derivadas completamente insospechadas de la relación entre el público, el poder y los medios.

Sobre absolutamente nada de esto se ocupa “Un tiempo nuevo” en Telecinco. Dedicar horas y horas del prime time del sábado a hablar de un caso de sucesos -el espantoso asesinato de la niña de Santiago de Compostela- y otro del corazón -la salida de la cárcel de Isabel Pantoja- es estar anclado en el tiempo más caduco, estar comprometido con la televisión más vieja y trasnochada de toda la parrilla. En una paradoja turbia, el programa que lleva en su título el reconocimiento del momento histórico que vivimos le da la espalda nada más que termina su cabecera para enfangarse en los contenidos y esquemas más rancios. Como esos metales extraños que siempre terminan recuperando su forma original, no importa cuántas veces y cómo se les doble y retuerza, Telecinco una y otra vez -no importa que pretenda realizar un programa musical, o un buen documental, o una tertulia política de referencia- termina volviendo a la basura como su espacio natural, como la prueba de que todavía el tiempo no es lo suficientemente nuevo.

7/6/15

EL MARTILLEO DE "GRAN HERMANO"


Con lo divertido que es ver cómo sufren y cómo van siendo expulsados los famosos de “Supervivientes”, a ver si ahora resulta que quien más sufre y el más famoso expulsado de “Supervivientes” va a ser el programa “Supervivientes”. Que se anden con cuidado en Telecinco, no vaya a ser que el negocio de la telerrealidad se les vaya de las manos.

Descendiendo al infierno peldaño a peldaño, Telecinco ha creado un público fiel que cada trimestre se mete un reality show entre pecho y espalda sin miedo a sus efectos secundarios estupidifacientes de progresiva tontolabización. Pero no es fácil para la cadena subir cada entrega la dosis necesaria para mantener el enganche, evitando a la vez los peligros de la sobredosis. En esta entrega parece que no han acertado y se han quedado cortos. No es solo que el último “GH VIP” adulterado con belenestebanina dejó el listón muy alto, o sea, muy alto en su bajeza, es que llevamos unas semanas en las que nos llegan noticias de que el “Gran hermano” argentino está dando más que hablar que el actual “Supervivientes” español. Los ingredientes son los habituales: sexo y violencia, que es algo que nunca falla: masajes eróticos, duchas calientes, masturbación a cámara por calentón, peleas de gallitos, masturbación a cámara por encargo con toalla interpuesta mientras el grupo alrededor hace bromas de gran sutiliza y fino ingenio. Estas cosas.


Ya puede espabilarse Telecinco si no quiere que se les marche su exigente clientela a ver “GH” vía satélite. Que aprenda del análisis que hizo Mariano Rajoy tras el batacazo que sufrió en su última victoria electoral: el martilleo continuado e insistente de la tele puede hacer mucho daño. Es lo que tiene no poder controlar todas las cadenas y verse inmerso en un mercado audiovisual plural y traidor: que crees que lo tienes todo controlado, pero si los clientes cambian de cadena y se enteran de lo que hay se te fastidia el negocio.

6/6/15

"TELEDIARIO NARANJA", "TELEDIARIO LIMÓN"



Si el truco sirvió en “Sálvame” a ver por qué no iba a servir en el “Telediario”. Para respetar el horario de protección infantil, “Sálvame” se desdobló en dos: “Sálvame limón” (que sigue con el habitual teatrillo del programa) y “Sálvame naranja” (que protege a los menores haciendo un teatrillo más comedido sin decir ni caca ni culo ni pedo ni pis). ¡Rayos y retruécanos, pues que haga lo mismo el “Telediario”!

La última enmienda a la ley de Enjuiciamiento Criminal parece empeñada en destruir el “Telediario” con la misma arma con que Telecinco destruyó el “Sé lo que hicisteis” de laSexta: privándolo de imágenes hasta su ahogo. Es excesivo. Si hay partidos políticos, como hay, que quieren preservar a los corruptos para que no sufran la “pena de Telediario”, que aprovechen sus votos para cambiar la terminología a su bola y pasen a llamar a los imputados “alegres pastorcillos”, si quieren. Pero si además desean evitar que la tele emita imágenes de cómo la poli detiene o traslada a estos alegres pastorcillos, por favor, que lo prohíban dentro de un horario. Como hace el “horario de protección infantil” con los niños, pero en versión “horario de protección bucólico pastoril” con los corruptos. Así podría hacerse un “Telediario naranja” más dulce que permita cogerse la corrupción con papel de fumar, y un “Telediario limón” más ácido para los que queremos poder ver en la tele lo que una videocámara ha grabado sin trampa ni cartón en el espacio público que todavía es la calle.

Ahora bien, si esta última enmienda a la ley de Enjuiciamiento Criminal está hecha, como dicen las malas lenguas, para evitar imágenes como la detención de Rodrigo Rato, entonces ni horario ni nada: esas imágenes son inofensivas. Las que hacen daño a Rato son esas otras en las que toca la campana en la Bolsa y sonríe mostrando el pulgar. Esas son las que mancillan su honor, violan su intimidad y destruyen su imagen. Que censuren la dichosa campanita y dejen en paz el resto del “Telediario”.

5/6/15

"MADRID EXPRESS"


¡Aventureros, comienza “Madrid Express”! ¡La gran aventura de la televisión birmana! Un viaje fascinante por España, un país de tradiciones y ritos milenarios, en donde nuestros participantes recorrerán miles de kilómetros, tendrán que superar todo tipo de pruebas durísimas y demostrarán su capacidad para convivir con una cultura totalmente diferente a la suya. Ocho parejas de aventureros birmanos enfrentados a la experiencia más intensa que cambiará sus vidas para siempre. ¡Empieza “Madrid Express”!

Las reglas de este concurso son conocidas: nuestras parejas tendrán que cubrir varias etapas cruzando el territorio español sin llevar nada de dinero encima. Cargando con sus voluminosas mochilas, nuestros asiáticos aventureros deberán parar vehículos por la carretera y convencer a los conductores españoles de que les lleven gratis a las diferentes metas de cada etapa. Dependen por completo de la colaboración de los nativos de España para poder cumplir los retos. Además, todos los días la carrera se interrumpirá a las seis de la tarde. Entonces los concursantes recibirán el aviso de que deben detenerse y buscar alojamiento para esa noche en la ciudad o el pueblo en el que estuvieran. Nuestros aventureros irán llamando a la puerta de las viviendas que vayan encontrando, explicando a los españoles que son una pareja de birmanos que quiere cenar, dormir y desayunar esa noche en su casa sin llevar un euro encima.

¡La primera etapa está a punto de empezar, aventureros!. Cubre la ruta Barcelona-Valencia, y comienza en tres, dos, uno... ¡ya!

(NOTA: Nos informan de que el concurso de la televisión birmana “Madrid Express” no pudo llevarse a cabo finalmente. Durante la primera etapa, la policía detuvo a las parejas de concursantes cuando viajaban en el remolque de una camioneta, comprobó que no llevaban dinero y los encerró en un Centro de Internamiento de Extranjeros a la espera de ser deportados de nuevo a Birmania. Cristina Pedroche ha mostrado su solidaridad con ellos en un tweet.)

4/6/15

PLANUS INTERRUPTUS


Les va sonar a broma, pero les aseguro que laSexta interrumpió el famosísimo plano secuencia del capítulo 4 de “True Detective” para meter siete minutazos, siete, de publicidad. No es una noticia de “Mongolia”, ni de “El Mundo Today”. No lo contaron Buenafuente ni Javier Coronas en “En el aire”... Ocurrió la noche del lunes al martes a eso de las 00:30. Es sabido que el episodio 4 de la primera temporada se cierra con un plano secuencia brutal que dejó a todo quisque boquiabierto cuando la Humanidad pudo contemplarlo en las fechas cercanas a su estreno durante el año pasado. Rust Cohle ha de infiltrarse entre las filas de los malos malosos y para ello les acompaña en una de sus fechorías. La cámara se mueve frenética durante seis minutos, entra y sale de viviendas, cubre persecuciones, se eleva para captar planos generales, baja hasta planos de detalle. Hay páginas web dedicadas a ese plano secuencia. Para algunos críticos televisivos estamos ante lo mejor que ocurrió en la televisión de 2014...

En fin. Me siento un poco ridículo teniendo que recordar a los programadores de laSexta que la gracia de un plano secuencia está en verlo seguido sin interrupciones. Se hacen para eso, amigos. Si Cary Fukugana hubiera previsto una interrupción publicitaria en mitad de la secuencia hubiera filmado unos planos más convencionales. Cortar un plano secuencia es como emitir un concierto y bajar el volumen, como emitir una película porno y pixelarla cuando aparecen genitales. Cortar un plano secuencia con publicidad es como tener hijos y no vacunarlos, como viajar seiscientos kilómetros para ver en directo la final de la Copa de un Rey al que te opones. Cortar un plano secuencia es una gilipollez, vamos.

Y el colmo del absurdo fue que la propia laSexta había emitido una nota de prensa esa mañana anunciando el capítulo y destacando el portentoso plano secuencia del final. ¿Sabe la HBO el maltrato al que someten en España a su producto estrella? Alguien debería avisarles. Aunque pensarán que se trata de una broma, que lo contó Jimmy Fallon en “The tonight show”...

3/6/15

HOUSE OF 1992

Si “House of Cards” les deja con la boca abierta y el corazón encogido, les recomiendo ver la miniserie original de la BBC en la que está basada la serie protagonizada por Kevin Spacey. Francis Urquarth, jefe de grupo del partido conservador británico, es más inquietante, más clasista, más sutil, más astuto y más cínico que Francis Underwood, el político del partido demócrata estadounidense que partiendo casi de la nada política llega a la cima del poder. Cuando Underwood se dirige a los espectadores, da miedo. Cuando Urquarth nos hace alguna confidencia, siembra dudas. Underwood puede ser brutal. Urquarth quiere ser un caballero británico. Los dos son asesinos. Underwood parece a veces un político con inquietudes sociales. Urquarth cree que su origen social le exige ciertas responsabilidades con el pueblo, pero nada más. Underwood y Urquarth no son de nuestra especie porque son, en el peor sentido de la definición, animales políticos. Underwood y Urquarth pueden reproducirse entre sí en la naturaleza del poder, pero no con los lectores de este artículo. Que no les confunda la apariencia de Underwood y de Urquarth. No pertenecen a nuestra especie.

Sin embargo, la serie italiana “1992” (Canal+ Series), que abre en canal la relación corrupta entre el poder político y económico que creó Tangentópolis, está llena de personajes que, sin ser mejores que Underwood y Urquarth, al menos sí parecen más humanos y menos animalmente políticos. Las dos “House of Cards” se interesan más por el poder puro y duro que por el dinero, mientras que en “1992” el dinero, el lujo y la apariencia son partes esenciales del poder. Bárcenas, Rato y otros espantosos subproductos de la vida política española podrían ser personajes de “1992”, pero de ninguna manera podrían participar en las intrigas de “House of Cards”. Así, creo que ustedes y yo podríamos plantarnos delante de los corruptos políticos de “1992” y decirles cuatro o cinco verdades porque, en el fondo, pertenecemos a la misma especie, pero me parece que la confrontación con tipos como Underwood o Urquarth es imposible porque su mirada impide la reproducción. A la espera de que alguna cadena televisiva decida producir la serie “House of 1992”, seguiremos atónitos las aventuras de Underwood, Urquarth y Notte.

2/6/15

TELE CATÓDICA, APOSTÓLICA Y ROMANA



Francisco, el que hoy oficialmente manda más de los dos papas del Estado Vaticano, dice que hace años que no ve la tele. Un sinsentido, teniendo en cuenta que posee varias cadenas de televisión en todo el mundo que, como poco, soplan tanto y llegan tan lejos como lo hacía el Espíritu Santo en aquellos tiempos en que el hombre, en su infinita indefensión e ignorancia, no había inventado la válvula de vacío ni la pantalla de barrido. Es como si Felipe, el que hoy oficialmente manda más de los dos reyes de la marca España, dijera que no consume productos con denominación de origen española. Algo que sabemos que no ocurre porque Felipe y toda su familia consumen de lo lindo, vaya si consumen.

¿Tan mala es la tele que el papa la evita? Si es así, no solo el papa, sino todos los católicos deberían evitarla. Además, el Estado Vaticano debería cerrar las cadenas que posee por todo el mundo (incluida 13TV en España) para no propagar el mal en el mundo. Y da igual si da pasta: el dinero fácil no es motivo para ofrecer al rebaño un menú que el pastor no está dispuesto ni a probar. ¿O la tele no es mala sino gratificante, entretenida y divertida, pero el papa la evita porque la virtud está en la mortificación y la huida de los placeres mundanos? Si es así, no solo el papa, sino todos los católicos deberían dejar de verla. Además, el Estado Vaticano debería cerrar las cadenas que posee por todo el mundo (incluida 13TV en España) para evitar que las tentaciones del mundo aumenten y, sumadas a las ya muy numerosas tentaciones del demonio y la carne, alejen al rebaño del camino de la virtud por el que debería transitar no solo el pastor.

Es así: un general ha de comer del rancho de sus soldados, y con más motivo si cocina él. Por ejemplo, Francisco podría explicar por qué es mejor no ver, como vimos aquí en los informativos, cómo en el metro de Valencia dos empleados de una empresa de seguridad privada armados con porras pegaron a un ciudadano por llevar los pantalones “medio bajados”. Tal vez prefirieran que los bajara del todo y así no solo ellos habrían quedado, como quedaron, con el culo al aire.

1/6/15

¡FUERA LOS ABUCHEOS, FUERA!



Ya sé que dice Ernesto Cassirer que el hombre es un animal simbólico, pero tampoco es para ponerse así con la retransmisión de la pitada en la final de la Copa del rey. Basta con no tomarse los símbolos al pie de la letra para no enfadarse simplemente porque haya miles de españoles que todos los años realizan una costosísima inversión de millones de euros para poder darse el capricho de salir en la tele haciendo ruido en un recinto de grandes dimensiones mientras por megafonía suena una melodía y un señor está de pie muy serio. Es simplemente que a esos españoles que se gastan tanto dinero les gusta que se vea por la tele que su ruido se oye más que la melodía. Y también les gusta que después de que unos señores contratados jueguen a la pelota, el señor que al principio tenía que estar serio, luego ya sonría y entregue a los de la pelota un recipiente tan aparatoso que no sirve para beber ni para nada. Y, más que nada, les gusta que al final todo el mundo (el señor ahora sonriente, los contratados y ellos mismos) terminen  golpeando una contra otra las palmas de sus manos mientras alguien levanta el recipiente como si fuera a colocarlo encima de un armario.

Ahora bien, si no queremos olvidar que los humanos somos animales simbólicos y que las cosas simbolizan lo que simbolizan, basta con aplicar a la propaganda de los informativos lo que ya hace la publicidad en los anuncios: manipular los sonidos y las imágenes del producto según convenga para su venta. Dejémonos entonces de aspavientos y que cada cadena (para eso hay pluralidad) según sus intereses edite el sonido subiendo el volumen del himno y bajando los abucheos (o al revés), mientras retoca las imágenes poniendo o quitando sonrisas de las caras de los asistentes (sonrisa para Mas y rictus de espanto para Wert y Felipe, o al revés). Los espectadores ya nos las apañamos bastante bien con la publicidad; seguro que nos iría mejor con la propaganda si se le pareciera un poco más y no fuera tan escurridiza.