La lista de juguetes rotos en la tele no deja de crecer. El último es Tito Eldeveranoazul. Triunfar demasiado pronto le condenó a una vida de continua caída al abismo. En los Estados Unidos de América el libre mercado construyó Las Vegas en medio de un desierto y creó los programas de teletienda en la televisión por cable para que sus juguetes rotos pudieran sobrevivir agarrados a un clavo ardiendo como “viejas glorias”. Pero aquí no hay eso. Aquí solo tenemos “¡Qué tiempo tan feliz!” en el desierto de Telecinco y no da para tanto. Con una visita a María Teresa Campos cada cinco años no vives. Y menos si triunfas a los ocho añitos y luego solo tienes la nada. Una nada realmente larga, teniendo en cuenta el aumento de la esperanza de vida. Ochenta años siendo Tito Eldeveranoazul son muchos años.
Pobre Tito. Formar con Piraña Eldeveranoazul un dúo
para grabar el disco “Comer, comer” solo sirvió para cerrarle las puertas de
cualquier sueño posterior de desarrollar una carrera musical. Dinamitar su
futuro como actor costó un poco más. Como era tan famoso no bastó con una
película, hicieron falta dos. Después, ya no hubo duda, y su carrera artística
se fue a freír churros. Con diez añitos ya era demasiado joven para morir y
demasiado viejo para el showbusiness.
Y ahora Tito se nos mete en
política. Se presenta en la lista del Partido Popular para la alcaldía de
Nerja. A aguantar bromas tontas sobre la coincidencia del color azul de su
partido y el de “Verano azul”. A aguantar indirectas sobre lo poco que aprendió
cantando “No nos moverán” cuando defendió el barco de Chanquete de la especulación urbanística. A soportar críticas
televisivas trasnochadas casi cuarenta años después de que grabara para la tele
aquella serie que destrozó su futuro. Tito, por Dios, ¿no ves que la política
también deja en la orilla juguetes rotos? ¿No ves que Toni Cantó sufrió tanto que ha tenido que abandonar y meterse a
actor para rehacer su vida?
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