Telecinco reconoce la derrota “Un tiempo nuevo”, su programa
de los sábados por la noche. ¿No es una buena noticia? Mediaset lo mantendrá
unas semanas más, pero ya ha anunciado que lo aparcará en Cuatro (aquella
cadena que un día fue cabeza de ratón y hoy no se sabe qué es de Telecinco,
pero nada bueno). ¿No perciben que, de algún modo, se hace justicia con el
fracaso de este espacio? “Un tiempo nuevo” sustituyó a “Abre los ojos y mira”,
que fracasó tras sustituir a “El gran debate”, que fracasó tras sustituir a “La
noria”, que fracasó tras la vergonzosa y lamentable entrevista a la madre de
“El Cuco”. ¿No se merece “Un tiempo nuevo”, igual que sus predecesores en la
noche de los sábados de Telecinco, pagar con su fracaso el pecado original que
arrastran desde su nacimiento: el de ser herederos de “La noria”?
Nadie sabe si los programas de televisión tienen alma
inmortal. Podría discutirse, pero nunca demostrarse. Pasa como con el alma de
las personas. No hay manera de comprobar de forma inequívoca su existencia. Hay
quien dice que el alma inmortal debería existir para compensar tanto la
injusticia que supone ver triunfar en la vida a malas personas, como la que
supone ver en la vida a las buenas personas sufrir los golpes y punzantes
dardos de suerte horrenda, como diría el poeta. Según esto, como en esta vida hay
malvados felices y virtuosos infelices, debería haber un alma eterna que
permitiera a los malvados sufrir el justo castigo y a los bondadosos recibir el
justo premio que se merecen.
El problema es que si ya no está muy clara la existencia del
alma humana, menos lo está la del alma de los programas. Por eso está bien que,
alguna vez, el dios de las televisiones no espere y castigue a los malvados en
esta vida. Por eso está bien que “Un tiempo nuevo” sufra lo que antes sufrió “Abre
los ojos y mira”, que sufrió lo que antes sufrió “El gran debate”, que sufrió
lo que antes sufrió “La noria”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario