No es broma: dos tercios de todos los habitantes varones de Europa descienden lejanamente de tres varones concretos que vivieron en la Edad de Bronce. Tres fuckers, para entendernos. Tres líderes colosales que hace cosa de cinco mil años encabezaban las primeras tribus que entraron en el continente y cuya prolífica descendencia colonizó todo lo que viene siendo de los Urales para el oeste. Lo acaban de descubrir genetistas de la Universidad de Leicester, dando la razón a esos flamenquitos que llaman “primo” a todo el mundo. Ya se había demostrado hace unos años que dieciséis millones de asiáticos son descendientes de Genghis Khan, lo cual dio al fin una excusa a la gente que tiene problemas para distinguir a las personas de dicha etnia. Pero ahora lo podemos afirmar también de nosotros: ni Carlomagno, ni Erasmo, ni Mayor Oreja; los verdaderos padres de la Unión Europea son tres pichalocas anónimos a cuyo lado Varoufakis parecería Sheldon Cooper y que dejaron miles de retoños en una época en donde hasta la Costa Azul tenía la densidad de población que en la actualidad tiene el norte de Finlandia.
Pues lo mismo pasa con la televisión. No hace falta ser ni genetista ni de la Universidad de Leicester para darse cuenta de que una mayoría de los programas de entretenimiento catódico que pueblan nuestras pantallas provienen de dos, tres, cuatro como mucho, espacios seminales cuyo ADN se reprodujo panespérmicamente por doquier. Y si hubiera que elegir a uno, sólo a un Genghis Kahn del que desciendan dieciséis millones de títulos, ése sería el grandísimo David Letterman, ascendente de todos los talk shows que en el mundo existen, y que la pasada semana se despidió tras treinta y tres años fecundando urbi et orbi las pantallas desde Broadway entre la calle 53 y la 54. Dos tercios de todos los buenos ratos que los habitantes de España pasan delante del televisor descienden lejanamente de David Letterman. Es por él por lo que el Gran Wyoming y Pablo Motos deberían llamarse “primos” cuando se cruzan por los pasillos de Atresmedia.
1 comentario:
Un grande de esto de la tele. Por añadir, aplaudir a O'Brien por el detalle que tuvo la noche de la despedida en su monólogo... Invitando a que viesen el otro canal.Muy buenos contenidos, me encanta vuestro blog como guia. Un saludo.
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