Leer y escoger es lo mismo.
Maravillas de la etimología. También es lo mismo elegir. Maravillas del latín.
Además, los romanos formaban sus legiones reclutando elegidos. Y las personas
elegantes son las que saben escoger, elegir, leer. ¿Leer? ¿Tiene algo que ver
la elegancia con leer? Sí, y con la inteligencia. Así que con elegancia, vamos
a celebrar este año, aunque un poco tarde, el día del libro, de la lectura, de
san Jorge. Este año no vamos a acercar el libro a la tele como otros años. No
vamos a encajar la lectura con las pausas publicitarias televisivas ni
recomendar libros más o menos próximos al mundo audiovisual. Este año acercaremos
la tele al libro.
Empecemos por la radio. En Radio
Nacional, el refugio “No es un día cualquiera” de Pepa Fernández incluye la imprescindible sección “Verba volant”, en
la que el latinista Emilio del Río
nos lleva cada domingo de viaje por las palabras y el tiempo. Cuando contó que
“leer” proviene del latín “legere”, que se refiere tanto a leer como a escoger,
quedó claro: el mismo cuidado que ponemos cuando escogemos qué leemos (y no
leemos lo primero que nos encontramos), deberíamos ponerlo con lo que vemos en
la tele (y no tragar, sin más, “lo que echan”). “Lectura” es originariamente
“lo que se va a leer”. Pongamos el mismo interés al elegir lo que se va a ver
en la tele.
De la raíz indoeuropea “leg-”
proceden “recoger”, “escoger” y “leer”: lo que hacemos cuando recogemos escogiendo
al cosechar. También elegir (“ex-legere”: “escoger de”, “leer de entre”). El
inteligente sabe escoger entre varias opciones e incluso leer entre líneas; el
negligente, no. El elegante es escogido y sabe elegir. La legión se forma con
escogidos. Seamos inteligentes y elegantes, seamos legión. La “leyenda” (de
“legenda”) es “lo que hay que leer”. ¿Cómo dirían en Roma “lo que hay que ver
(en la tele, se entiende)”. Mi buena amiga Montse
Monasterio nos lo dice: “Videnda”. Hagámosle caso: ¡Montse sabe latín, por
san Jorge!
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