A lo mejor Descartes
tenía razón y no he visto a los ignorantes seguidores del Estado Islámico
destruir hermosas piezas arqueológicas en el Museo de Mosul, sino que sólo
pienso que lo he visto. Pero estoy tan enfadado que, como Descartes, no sólo no
distingo entre que veo y pienso que veo, sino que me parece irrelevante que las
milenarias piezas asirias que hemos visto (o pensamos que hemos visto)
destruidas con martillos y taladros sean auténticas o simples reproducciones: es
probable que sean auténticas, pero si son reproducciones es posible que a las
piezas auténticas les quede muy tiempo de vida (sí, de vida). Pero la cuestión
que hoy quiero plantear no tiene que ver con esa radical derrota humana que es
nuestra adormecida familiaridad con el horror, en palabras de George Steiner,
sino con los motivos por los que un tipo como yo tuvo que ver, o pensar que
veía, un acto de barbarie extremo como la destrucción con taladros de estatuas
procedentes de las excavaciones de Nínive.
No he visto en mi vida ningún ahorcamiento, ningún degollamiento, ninguna
lapidación. No he visto las imágenes de la muerte quemado vivo del piloto
jordano. No he visto todo eso porque no necesito verlo, y he podido evitar verlo
porque no me dio la gana de pedir a internet que me lo enseñara y las
televisiones acostumbran a advertir a los espectadores de la dureza de ciertas
imágenes, así que yo miro para otro lado. Creo que no soy peor persona por
negarme a ver el horror. Veo el horror con el entendimiento, así que no me hace
falta verlo con los ojos. No es que sea un racionalista de zapatilla y chimenea,
en vez de un empirista combativo, sino que considero que la vista está
sobrevalorada cuando se trata de conocer y combatir el horror. ¿Por qué los
telediarios no me advirtieron de que a continuación se ofrecerían unas durísimas
imágenes de destrucción? ¿Por qué he conseguido no ver la muerte de un ser
humano quemado vivo, pero he tenido que ver la destrucción de una estatua en un
Museo a manos de unos tipos que hacen con la cultura lo mismo que son capaces de
hacer con los cuerpos? ¿Por qué mis ojos han tenido que ver lo que no necesito
ver ni para creer ni para entender?
A mi me recorrió un dolor punzante desde la boca del estómago hasta la cabeza. Supongo que se refieren a esocon herir la sensibilidad. hoy soy un poco menos sensible y menos humano.
ResponderEliminar