Creo que me han explicado unas
quinientas veces por qué el Estado no puede ordenar a la máquina que hace
billetes que escupa unos cuantos miles de millones de euros de vez en cuando.
Creo recordar que, tras esos quinientos sermones, unas veinte o treinta veces
entendí las razones por las que no es propio de niños buenos hacer trampa con la
máquina de hacer billetes. Pero ya las he olvidado. El caso es que me parece que
fabricar billetes como churros, aunque sólo sea de vez en cuando, me parece una
idea tan buena como la que tuvo Jesús de Nazaret aquella vez que decidió
alimentar a miles de personas multiplicando cinco panes y dos peces. ¿Nadie
sermoneó a Jesús acerca de la inflación? ¿Ningún economista se atrevió a decirle
al Mesías que multiplicar panes y peces no es la solución al problema del
hambre? No, claro. Los sermoneadores y economistas sólo se atreven con tipos
como yo.
Si la
multiplicación de billetes no es una buena idea, la multiplicación de Ken Follet
sí lo es. El autor de las estupendas novelas “Los pilares de la Tierra” y “Un
mundo sin fin”, que se convirtieron en entretenidas series televisivas, se
multiplica ahora como conductor de la miniserie documental “El viaje de Ken
Follet a la Edad Media” (La 2), dos capítulos dedicados a la peste y a
fascinantes mujeres medievales (Hildegarda de Bingen y Juana de Arco) que nos
llevan a la gran mortandad causada por la terrible peste negra en el siglo XIV
(y su influencia en el Renacimiento y en la medicina) y a la vida de una monja
alemana del siglo XII que fue escritora, médica, mística y abadesa, entre otras
muchas cosas. No faltarán los sermoneadores de siempre que nos reñirán por
disfrutar de los panes y peces repartidos por Ken Follet porque, ya saben,
Follet es sólo un escritor de novelas de éxito popular, así que su visión de la
Edad Media es limitada, inexacta, frívola y centrada en el espectáculo. Pues
vale. Algunos creemos, sin embargo, que ya que el Estado no puede fabricar unos
millones para pagar las facturas urgentes, al menos podemos pasar un buen rato
con esta multiplicación divulgativa de los panes y los peces medievales a cargo
de un señor que no sólo sabe muchas cosas de la Edad Media sino que, además,
sabe contarlas. ¿O acaso la multiplicación de la Edad Media en una serie
documental también produce inflación?
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