1. La muerte siempre supone un mazazo de realidad, tanto más compartido por la sociedad en su conjunto cuando más relevante fuera el fallecido. La desaparición de José Manuel Lara nos recordó a todos los españoles que las cadenas de televisión son empresas, y que las empresas tienen dueños. Esto es obvio si hablamos de empresas farmacéuticas, de empresas eléctricas o de empresas automovilísticas, pero el funcionamiento del mundo de la publicidad -la televisión es una subdivisión de las empresas publicitarias- está tan completamente viciado por su propio contenido que sus usuarios no lo ven vinculado a gigantísimos volúmenes de capital, beneficios o pérdidas descomunales, movimientos empresariales tectónicos que arrastran gobiernos en sus sacudidas. La televisión es una lluvia de colorines y diversión. Y tiene dueño.
2. Si hace cuarenta y ocho horas hubiéramos salido a la calle a preguntar a los transeúntes quién es la persona más importante de la televisión española, la mayor parte de los encuestados hubiera dicho los nombres de Belén Esteban, Andréu Buenafuente, el Gran Wyoming, Arguiñano, Pedro Piqueras, Ana Rosa Quintana o Jorge Javier Vázquez. Pero se equivocarían. Cualquiera de los famosetes anteriores está muy lejos de ser la persona más importante de la televisión española. En la industria del entretenimiento una persona es tanto más importante cuanto menos conocida es. En la industria del entretenimiento una persona es tanto más importante cuanto menos entretenida es.
3. Domingo. Como sushi con mi hija viendo las noticias de Antena 3. Ella ha estado prestando una atención intermitente al televisor, compartiendo su interés con los nigiri de salmón y el wasap. Cuando ya se cumplen veinte minutos de información sobre la muerte de José Manuel Lara, moja un futomaki de pepino en salsa de soja, mira a Matías Prats y dice “siempre que muere alguien hablan de él como si fuera el puñetero amo”. Yo asiento. En el exterior diluvia.
Excelente artículo. Yo también miré el reloj y los 20 minutos de loas de Matias Prats a su jefe, con riguroso luto y lágrimas en los ojos. El puto amo acaba de morir.
ResponderEliminarMuy cierto.
ResponderEliminarMuy cierto.
ResponderEliminarni de coña dijo "puñetero"
ResponderEliminarJajajaja, vale, no fue "puñetero". Tampoco era un futomaki de pepino.
ResponderEliminarNo entiendo ...si quieres decir algo del lara yo hubiera sido mas incisivo....si querias epatar con tu conocimiento de sushi...lo comprendo
ResponderEliminarhttp://cvc.cervantes.es/lengua/refranero/ficha.aspx?Par=58044&Lng=0
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