Creo que el mejor libro
de autoayuda no lo escribió Jorge Bucay, ni Dale Carnegie, ni Wayne Dyer, ni
tiene que ver con monjes que vendieron su Ferrari, ni con armaduras oxidadas, ni
con el arte de amargarse la vida. El mejor libro de autoayuda es “El origen de
las especies”, de Charles Darwin. Del mismo modo, me parece que la mejor
autoayuda televisiva no está en comprender por qué maravillas como “The Wire” o
“Los Simpson” pueden compensar los horrores de “Sálvame”, sino en ver la serie
documental “Pioneros de la televisión” (Canal+), un fascinante repaso de la
ficción televisiva estadounidense en sus primeras décadas de existencia. Sólo
sabiendo de dónde venimos podemos entender dónde estamos.
Los que hemos vivido y amado a la televisión desde Calimero, Fofó, el
Capitán Tan y la Casa del Reloj hasta la ansiedad de Tony Soprano, los
cigarrillos de Rust Cohle, las collejas de Sole y la evolución de los Alcántara
nos parecemos mucho a Winston Churchill, cuya vida abarcó desde la batalla de
Omdurmán, con victoria de las tropas anglo-egipcias ante un ejército sudanés
cuyo arcaico armamento no podía competir con las ametralladoras europeas, hasta
la utilización de la bomba atómica y la fabricación de la bomba termonuclear.
Churchill pasó de los caballos y los sables a la nube con forma de hongo, que es
como viajar desde Homero al Dr. Strangelove, y algunos televidentes nos hemos
movido desde el salacot del Capitán Tan a la alquimia política de “House of
Cards”, que es como saltar de la Noche de Reyes de la infancia a la tarjeta de
compra de El Corte Inglés. Si su vida televisiva ha sido como la de Churchill,
no se pierda el tercer capítulo de “Pioneros de la televisión”, dedicado a las
miniseries. Se encontrará con un fino análisis de las inolvidables miniseries
“Raíces”, “Hombre rico, hombre pobre” y “El pájaro espino”, con jugosas
entrevistas a sus protagonistas. Y si su vida televisiva no se parece en nada a
la de Churchill, no lamentará ver ese capítulo como no lamentará leer “El origen
de las especies” si lo que busca en un libro de autoayuda es algo más de lo que
puede contarle un monje que decide vender su Ferrari.
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