Buenas noticias: la magnífica serie “Víctor Ros” ha llegado para quedarse. La 1 la estrenó la noche del lunes tras una gran promoción que nos ilusionó y preocupó a partes iguales. Nos ilusionó porque la serie prometía, y nos preocupó porque solo constaba de seis episodios.
Lo visto en la noche del estreno
nos tranquiliza. Primero porque, en efecto, la serie está realmente bien hecha,
y segundo porque tenemos asegurada su continuidad. TVE ha tomado las medidas
oportunas para garantizar que el inspector Víctor
Ros, ese tipo que tanto y tan bien nos recuerda a Sherlock Holmes, seguirá en La 1 investigando casos en su comisaría
madrileña. El truco es sencillo, pero eficaz: emitir tras tan buena ficción, un
documental sobre la época en que se ambienta la serie que fue pretencioso, poco
profesional y rematadamente malo. Así, nada más emitirse el primer capítulo de
“Víctor Ros”, el sagaz inspector tendrá que volver a ponerse manos a la obra
para esclarecer el extraño caso de la cadena de televisión que tenía en sus
manos un buen producto y la cagó añadiendo a continuación un documental
complementario que mandaba la calidad a freír churros y a la audiencia a la
cama cabreada.
En efecto, el reportaje “La
España de Víctor Ros”, en vez de ser el complemento adecuado a la eficaz
ambientación de la serie, fue un despropósito. La proliferación que hubo a
finales del siglo XIX de diferentes formas de timos paranormales es tratada en
“La España de Víctor Ros” no solo sin rigor ninguno, sino que se resuelva dando
voz a una serie de personajes que se creen todas esas paparruchas y que no son
contrapuestos a ninguna voz crítica y racional. El gran Víctor Ros tendrá que
empezar a rodar ya mismo su segunda temporada para averiguar quién fue el
incompetente rufián que transformó La 1 en una franquicia de “Cuarto milenio” y
llenó la tele pública de casas encantadas, poltergeist y los habituales y
normales fraudes paranormales de los que viven unos cuantos timadores
encantados de la promoción gratis total que supone para su negocio salir por la
tele.
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