Mundo sorprendente: por primera vez, Pablo Iglesias pierde un enfrentamiento dialéctico con Eduardo Inda. Y por goleada. Ocurrió el pasado sábado en “laSexta noche”. Y no es que Inda estuviera especialmente lúcido en su habitual estrategia de embarullar datos con ganas de provocar y mala baba. Tampoco es que Inda estuviera especialmente brillante, ocurrente o rápido. Estuvo como siempre: correcto y eficaz manteniendo ese tono que tan bien le está yendo a “laSexta noche” de política-espectáculo (y que tantos quebraderos está dando a Telecinco, que no es capaz de remontar ni tan siquiera de frenar para salvar la honrilla de quien durante años fue dueña y señora de los sábados por la noche). Si Inda goleó a Iglesias fue porque Iglesias marcó en propia meta.
El enfrentamiento comenzó con una arrancada prodigiosa de
Iglesias preguntando entre risas a Inda si era cierto que le llamaban “don Pantuflo”. Golazo y ovación. Envalentonado,
Iglesias repitió la jugada, repitió las risas y repitió el disparo a puerta
llamándole “don Pantuflo”. Gol. Menos
espectacular, un poco marrullero, pero gol. A partir de ahí, Iglesias se quedó
sin delantera, perdió el centro del campo y se encerró en su área para marcarse
los goles a sí mismo. “No inventes datos,
Pantuflo”, “no me interrumpas,
Pantuflo”, “yo no te interrumpí,
Pantuflo”. Gol, gol y gol. Todos en propia puerta. Cada vez que hablaba
Iglesias, volvía a repetir “Pantuflo”
(ya ni siquiera “don Pantuflo”, ¿es que no queda respeto por nada en
occidente?). Y cada vez que repetía “Pantuflo”,
se metía un gol. Inda había logrado al fin que Iglesias perdiera los papeles y estaba
arrasando. Ya no tenía que hacer nada más que estar ahí, viendo cómo a Iglesias
se le iba el partido de las manos. Y sonriendo para recordar una vez más a
todos los españoles que también en los tratamientos de blanqueamiento dental es
importante saber cuándo hay que dejarlo y plantarse.
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