Creo que España ya tiene la madurez suficiente como para que el año que viene el mensaje navideño de Felipe VI y el anuncio navideño de Campofrío se fundan en una única emisión. No ha sido fácil conseguir que dos elementos tan dispares como la publicidad de jamón de york y la jefatura del Estado terminen convergiendo hasta hacerse prácticamente indistinguibles, pero tras casi cuarenta años de democracia el esfuerzo de todos los españoles ha terminado lográndolo. Hagamos una prueba ciega: la frase “en este país nos hemos dado cuenta de que tenemos algo a prueba de fuego, y es la capacidad de ayudar al que está al lado”, ¿pertenece al anuncio del rey o al mensaje navideño a la nación de Campofrío? La frase “lo que hace de España una nación única es la suma de nuestras diferencias” ¿forma parte de la campaña de Finissimas, la pechuga de pavo de sabor irresistible baja en grasas, o del discurso que un monarca del siglo XXI dirige con tono grave a sus súbditos?
Así que ¿por qué no demostrar la conexión que existe en nuestra sociedad entre los poderes seculares y los emprendedores del sector cárnico haciendo que el año que viene lo que emitan todas las cadenas a las 21:00 horas del 24 de diciembre sea una conversación campechana de quince minutos entre Felipe VI y Chus Lampreave alrededor de una mesa camilla dándole con pasión al fuet Campofrío Cuida-T+ reducido en sal? ¿Qué mejor indicio de la recuperación económica sería la cercanía entre la sociedad civil y la institución monárquica que representaría ver en la misma entradilla el escudo de la Casa Real y el logotipo de Campofrío compartiendo pantalla y felicitándonos las fiestas a la vez? ¿Por qué no encargar ambas campañas publicitarias a la misma agencia de publicidad, para que escriban las líneas de texto patriótico y después se las asignen a una u otra parte lanzando una moneda al aire y viendo si sale la cara del rey o la de Fofito?
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