22/12/14

EXISTIMOS



Existimos. Por fin. Nosotros, esa multitud silenciosa que se siente verdaderamente molesta por las fiestas navideñas, hemos conseguido hacernos reales en el año 2014. Hasta ahora no existíamos, y la verdad oficial aseguraba que llegado diciembre la ciudadanía en pleno, como un solo hombre, se veía arrebatada por una sacudida cannábica de paz y amor hacia sus semejantes que la hacía precipitarse a los centros comerciales para llenar de felicidad a la Humanidad. Todo era alegría, lucecitas y buenos deseos altruistas. Las cadenas televisivas confirmaban este fenómeno. Programas especiales, nieve e iconografía protestante por todas partes, y, sobre todo, muchas promos con las principales caras de la cadena cantando de forma insoportable, o bailando de forma insoportable, o cantando y bailando de forma insoportable una canción habitualmente insoportable. ¿Existe alguien a quien no le guste la Navidad? No, nadie, por dios, habría que ser muy mala persona para no compartir esta celebración invernal y planetaria.

Hasta ahora. Hasta hoy. Hasta este mes. ¡LaSexta -el cielo la bendiga- acaba de producir la primera promo de Navidad en la que estas fiestas son tratadas como lo que son: un petardo mayúsculo! Seguramente la habrán visto: aparecen varias imágenes relacionadas con las reuniones familiares de estos días y un eslogan que debería pasar a la historia de la publicidad por su valentía, lucidez y precisión: “Ponte laSexta y espera que pase”. Diademas de cuernos de ciervo, suegras tocando la zambomba, cantatas luteranas y narices de payaso. “Ponte laSexta y espera que pase”. Y así, de golpe, cien mil, un millón, diez millones de españoles -no sabemos cuántos somos porque siempre se negó que  existiéramos, como los homosexuales en Irán o los amantes del cine norteamericano en Corea del Norte- comenzamos a ser visibles, a salir de las sombras y de un armario asfixiantemente lleno de espumillón. Existimos y proclamamos a los cuatro vientos nuestro orgullo antinavideño. Gracias, laSexta.

1 comentario:

pepelleo dijo...

La verdad es que me han devuelto la alegria de vivir.Yo creia que era una rara avis por lo de la navidad, una época que a mi me parecia hipócrita a mas no poder, en manos de los comerciantes, que aprovechaban este entramado para ponerse las botas, de los curas, que al fin eran protagonistas de algo tangible y que gustaba a todo el mundo.Menos a mi. A mi no me la dan con queso.Esto es una farsa como una casa.