El Estado gasta una pasta en un sistema educativo muy costoso (aunque Nosferatu está empeñado en mejorarlo jibarizándolo. Mete miedo). En la sociedad moderna, el sistema educativo transmite a los ciudadanos diversas enseñanzas útiles tanto para el propio individuo como para el conjunto de la población. Hagamos como Platón y tomemos el ejemplo de las Matemáticas. El profe enseña a sus alumnos unos valiosos conocimientos que deben arrasar las opiniones previas que los alumnos tengan al respecto. Da igual lo que crean. En clase aprenden a afrontar los problemas matemáticos destruyendo las creencias que cada uno tuviera. El resultado de una suma o de un problema geométrico es el que es, y los alumnos deben aprender a llegar a él.
Pese a los enormes beneficios que proporciona este moderno
sistema educativo gracias al cual vemos más lejos no por ser más altos sino por
estar subidos a los hombros de los sabios gigantes que nos precedieron, cada
vez se oye más esa tontería que afirma que hay que respetar las creencias de
los demás. Surge así un dilema constante: ¿Qué hacer si alguien cree que dos
más dos son cinco, cambiamos para él el sistema bancario?, ¿qué hacer si uno cree
que se vuela, se mueven cosas, se cura y se envían mensajes con el pensamiento,
eliminamos la aviación, las grúas, la cirugía y los teléfonos?, ¿y qué hacer si
otro cree que no hay que comer pescado, o carne de cerdo, o carne de cordero
que no haya sido muerto según unas reglas que se le han ocurrido a él o según
otras reglas establecidas hace mil años?
“Masterchef” y “Gran hermano” resuelven estos dilemas de
manera diferente. Hace unos meses que en “Masterchef” una concursante vegana creía
que no debe comerse pescado ni carne, pero quería ser cocinera, así que tuvo
que cocinar y comer pescado y carne. Y punto. Hace unos días, una musulmana que
creía que una mujer no debe mostrar su cabello, pero que quiso participar en el
programa voyeur “Gran hermano”, consiguió una hora libre de cámaras para poder quitarse
el pañuelo de la cabeza. Que nos lo
expliquen, a ver si así averiguamos qué se debería hacer con los musulmanes
veganos.
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