No es fácil cocinar una tertulia televisiva. Primero hay que acertar con los ingredientes. Dependiendo de ellos, el plato resultante puede tener una gran calidad y contribuir a una alimentación sana, o puede ser una basura culinaria y nutricional. Pero eso no es todo. También hay que usar los ingredientes con la proporción adecuada. De la medida depende que logremos una delicia o un mejunje incomible. Lo saben en “Top Chef” y en “Masterchef”, y pronto lo sabrán en “Viva el Chef”, en “Superchef”, en “Yo soy tu chef”, en “Chupichachichef” y en “No me llames cocinero, llámame Chef”. Pero, sin duda, quien mejor lo sabe es María Casado, que cada mañana cocina en directo y sirve a su audiencia “Los desayunos de TVE” humeantes y calentitos.
El problema de Casado es que para cocinar su tertulia
televisiva no puede elegir ingredientes y tiene que apañarse con los contertulios
que le manda su jefe, Ignacio García
Mostazo. Mostazo (con ese apellido no podía ser de otra manera) siente una
gran debilidad por las especias, así que no hace más que mandarle Curri,
concretamente Curri Valenzuela.
Casado no es partidaria de preparar unos desayunos tan especiados, algo que
agradecemos todos a los que se nos repite el Curri y nos cansaba incluso como
ingrediente ocasional de “El intermedio” aquella temporada que a Wyoming le dio por cruzar bromas con
Curri.
Sabedora de que si no controla los ingredientes, sus platos
están condenados a no tener fundamento, Casado intenta controlar las
proporciones para que al menos estén ricos, ricos. Pero seguir a Karlos Arguiñaño solo le trae
problemas, el último el pasado martes: viendo que Curri no callaba, Casado
intentó salvar el plato mandándole callar un poco. Mostazo, amante del Curri,
le echó tal rapapolvo por el pinganillo que la cocinera recordó aquel capítulo
de “Los Simpson” en el que Apu
invita a Bart a tomar un horrible fresisuís de su invención: “¿A que se nota mucho el curry?”, le
dice. Sí, es cierto: se nota demasiado. Tanto como para echarse a llorar.
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