Es la mañana del 22 de diciembre y ya ha terminado el sorteo de Navidad. Un año más el Gordo ha caído muy lejos. Manuel baja a tomar un café al bar de Antonio. Por el camino se alegra de no haber comprado ningún billete de lotería esta vez: su situación económica ya es dificilísima y hay que mirar por cada euro. El bar está desierto, y tanto Manuel como Antonio pasan los minutos en silencio viendo en el televisor la información sobre los premiados. “¿Qué te debo?”, pregunta Manuel disponiéndose a marchar. “Veintiún euros” responde Antonio. “¿Cómo que veintiún euros? ¿Por un café?”. “Es que verás, Manu”, Antonio se siente muy incómodo mientras dice esto, “yo... te había reservado un décimo como una sorpresa. No sé por qué, pero este año estaba convencido de que nos iba a tocar... Y ahora.... Mira, el décimo está aquí”, y coge un sobre rojo que está al lado de la caja registradora. Lo abre, saca de su interior un décimo de lotería de un número que no fue premiado y se lo tiende a Manuel.
“Pero... yo ya te dije que este año no quería ningún décimo...”. “Somos amigos desde hace tiempo, Manuel, me pareció un detalle bonito”. “Sí, bueno, no... No sé... Te lo agradezco, pero... No te lo puedo pagar”. La situación se va volviendo cada vez más tensa. “Joder, Manu, no eres tú sólo el que está jodido... Que la cosa está difícil para todos”. “Pero yo no te pedí el décimo. ¿A mí qué me cuentas?”. “Qué cabrón. Si hubiera tocado seguro que perdías el culo por darme los veinte euros. ¿Y ahora quién me paga a mí este décimo? ¿Qué hago con él, me lo como?”. “¿A mí qué? Y cabrón será tu padre...”. Antonio sale de detrás de la barra hecho una fiera, agarra a Manuel por las solapas y lo tira al suelo de un empujón. Es el último golpe que está dispuesto a tolerar Manuel: según se está levantando agarra un taburete por abajo y, completamente fuera de sí, le golpea con él una y otra vez a Antonio hasta triturarle la cabeza. La sangre salpica por todos lados. De fondo, en el televisor entrevistan al dueño del bar en el que tocó la lotería.
Absolutamente genial. Real como la vida misma.
ResponderEliminarInmenso, absolutamente genial!!
ResponderEliminarEsto se parece más a la pura realidad...
ResponderEliminarA mi lo de triturarle la cabeza me parece excesivo....
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Saludos!
Mucho mas real que el anuncio de ciencia ficción que emiten en la tele.
ResponderEliminarMuy bueno. Yo había reescrito el guión también: http://lafuriadepsicalipsis.blogspot.com.es/2014/11/loteria-2014-version-espanola.html
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ResponderEliminarDejemonos de cine,però nadie habla del problema mierda,Trabajo precario que Todos defendemos
ResponderEliminarPara cuando cogemos al toro por sus cuernos.
RESPONSABILIDAD ,GREMIOS
Podría ser uno de los Relatos salvajes. Genial pero te has cargado el sueño navideño, con el buen rollito que nos había dejado el idílico anuncio pepianesco.
ResponderEliminarY por cierto, de veintiún euros nada, que es cualquier bar, peña, asociación similar en los que vendan lotería de navidad, le aplican una mordida de entre dos y tres euros como mímico, por lo que el delimito se te queda en veintitrés, con un par de ellos en en negro incluido.
ResponderEliminarMuy original. Un poco cruento, quizás demasiado pero certero.
ResponderEliminar¿Hasta cuando hacen anuncios preciosos hay que sacarles pegas? ¿Todo el mundo alabando la nueva versión escrita? Pues vaya país en el que vivimos, si que es verdad.... A mi me ha encantado...y sólo por el sentimiento que ha producido en la audiencia habría que hacer más anuncios así... Sea más real o menos en la realidad, pero al menos que intente cambiarla un poquito en lugar de promover la avaricia y el egoísmo como otros miles de anuncios.
ResponderEliminarToda la razón miriamuxis. En este país parece q prevalece siempre el morbo d la violencia y la crueldad en vez d la bondad. Pues yo no pierdo la esperanza d q aún sigan quedando gente buena y amable en este mundo.
EliminarPues nada hombre, si disfrutais más con las reales noticias con las que nos desayunamos cada día, "pues andele" a chupar noticias.
ResponderEliminarNo sé por qué, pero este año estaba convencido de que nos iba a tocar... Y ahora.... Mira, el décimo está aquí”, y coge un sobre rojo que está al lado de la caja registradora. Lo abre, saca de su interior un décimo de lotería de un número que no fue premiado y se lo tiende a Manuel.more at xs
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