Tras la caída y el
olvido de Roma, muchos mármoles de la ciudad de Augusto y Marco Aurelio se
convirtieron en cal. Así pasa la gloria del mundo. Casi todas las estatuas y
capiteles que sobrevivieron a los saqueos fueron a parar a alguno de los hornos
de cal que llenaron la decadente Roma, y cabezas de emperadores compartieron el
mismo fin con brazos de diosas, trozos de columnas y pedestales vacíos. Mejor el
robo que la destrucción. Mejor terminar adornando la casa de un ricachón o
sosteniendo el techo de la vivienda de un pobre diablo que consumirse en un
horno de cal. Mejor permitir que “Los misterios de Laura” (TVE) se conviertan en
“The Mysteries of Laura” (Cosmopolitan) que dejar que la serie se consuma en ese
horno de cal en el que se está transformando TVE.
La adaptación norteamericana de “Los misterios de Laura” (NBC) es una
buena noticia para los seguidores de la inspectora Laura Lebrel (convertida
ahora en Laura Diamond), del mismo modo que la adaptación de parte del friso de
un templo del foro romano en un palacio renacentista es una buena noticia para
los amantes de la vieja Roma. Robar no es lo peor que se puede hacer con una
serie o con un friso. Es peor el horno de cal, la desidia, la ignorancia
destructiva, el encogimiento de hombros, la obsesión por la utilidad inmediata,
las prisas por cuadrar las cuentas. Es verdad que la inspectora Laura Diamond es
más dura e inquieta que nuestra Laura Lebrel porque, caramba, vivir en Nueva
York imprime carácter. Es verdad que “The Mysteries of Laura” tiene más acción
pura y ese toque final que los norteamericanos dominan como nadie y que hace que
una serie norteamericana sea en el fondo y en la forma eso, una serie
norteamericana aunque la idea original sea romana. Y es verdad que los capítulos
de “The Mysteries of Laura” son más cortos y manejables que los originales, una
lección que la ficción española no acaba de entender. Pero “The Mysteries of
Laura” es, al fin y al cabo, un mármol romano salvado del horno de cal que ahora
adorna las noches de Cosmopolitan. Roma vincit.
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