Volverá. No os quepa duda. Él dice que se ha ido y que abandona para siempre la política. Pero volverá. Los malos vuelven siempre. Es el recurso más viejo de las series de televisión. No importa lo que haga Patrick Jane en “El mentalista”; John el Rojo siempre vuelve. En la mitad de los capítulos de “House” parecía que el doctor había dado con la clave de la enfermedad en el minuto quince, pero cuando el paciente abandonaba feliz el hospital de pronto volvía a sufrir terribles dolores, o le salía una espuma marrón por todos sus orificios, o su piel comenzaba a echar humo al desplomarse sobre las losetas. “He decidido dar por terminada mi vida política”, “no volveré a desempeñar ningún puesto de responsabilidad política”. Ya. También en “True detective” parecía que el caso se había resuelto a mitad de la temporada y que el malo malísimo estaba entre rejas, pero el Rey Amarillo y Carcosa le iban a dar a Rust Cohle la oportunidad de volver a demostrar que es un anormal y un devorador feroz de mala literatura de autoayuda durante muchos años. El mejor ejemplo es el de “Sherlock”. Al final de la segunda temporada Moriarty muere bien muerto, muere del todo, muere a más no poder: se pega un tipo en la cabeza delante de Holmes y de todos los espectadores. Pues bien, en la última escena del último capítulo de la última temporada reaparece. Todos le dábamos por eliminado. Pero vuelve.
Y Gallardón volverá. Cuando menos lo esperemos. Volverá vivito y coleando o volverá zombi, arrastrando los pies y con la mirada perdida por los pasillos de algún ayuntamiento o de alguna subdelegación del gobierno. Es cierto que anteayer aseguró que se iba, pero “The walking dead” nos ha enseñado que para acabar definitivamente con el mal hay que actuar del cuello para arriba del encausado. A pesar de ese agujero en la cabeza con el que comienza la segunda mitad de la cuarta temporada, volverá el Gobernador a la serie de la AMC, y volverá Gallardón riéndose como Moriarty salvo que entre todos cancelemos la serie para la que trabaja.
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