En “La mañana” de La 1 han despedido a un nuevo colaborador que acababa de estrenarse con la nueva temporada. Una injusticia. Se llama Juan Ramón Rallo, es economista y aún pueden ver en la web de “La mañana” cómo empezó ilusionado septiembre explicando con toda la paciencia del mundo a Mariló Montero –y a la audiencia que tiene la santa paciencia de verla en la tele– qué es una hipoteca, qué tipos hay, y si es buen momento para hipotecarse. Cosas de las que está bien hablar en un programa matinal aunque no sean sucesos, otra receta de cocina o la tabla de ejercicios número un millón. ¿Tan mal lo hizo Rallo para ganarse un despido fulminante? No, pero parece incómodo que un colaborador de la tele pública dijera hace unos meses que “no existe ni un solo motivo razonable para mantener abierta ninguna televisión pública” y que “no sólo Canal 9 debe cerrar: sino todas y cada una de nuestras televisiones estatales”.
Rallo es colaborador habitual de 13TV, donde imparte a
diestro y ultradiestro su doctrina liberal y ultraliberal. En TVE no le dio
tiempo a nada, por lo que la patada recibida es un ejemplo de injusto despido
porque sí que no debería practicar una empresa pública por mucho que los
liberales defiendan un mercado laboral “flexible”. Ya que en TVE alguien tuvo
la genial idea de contratar a este señor, lo menos que podían hacer es
mantenerlo en su sitio para que dijera todas las barbaridades que quisiera. Por
respeto a los trabajadores y a la palabra dada. Por descargar un poco a Mariló
del pesado trabajo de ser ella la que tiene que sacar los pies del tiesto todas
las semanas para recordar a la audiencia que su programa sigue existiendo
aunque cada día lo vea menos gente. Y por facilitar que en la tele surgiera un
nuevo personaje televisivo que diera juego y alegrara el trabajo de los
guionistas de “El intermedio”, de los humoristas en general, y de los
redactores de las revistas “Mongolia” y “Orgullo y satisfacción” en particular.
También eso es tele pública.
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