Los perros muerden. Tanto repetir que la noticia no es que un perro muerda a un
hombre, sino que un hombre muerde a un perro, que acabamos creyendo que son los
hombres, y no los perros, los que muerden. Pues no. Muerden los perros. Y
tenemos confirmación televisiva de este acontecimiento gracias al televisivo
César Millán, el encantador de perros encantadores del programa “El encantador
de perros”.
¿Es usted una de esas personas que, como se considera “amante
de la naturaleza”, lleva por la calle un perro que ladra como un perro cuando se
cruza con un transeúnte, gruñe y corre hacia él en actitud amenazadora hasta que
se le acaba esa correa extensible que parece que no se va a acabar nunca? ¿Y se
extraña usted de que el ciudadano acosado se asuste, retroceda o se queje, y
entonces le explica condescendiente que no pasa nada, que no es para tanto, que
el perro no muerde, que solo quiere jugar? Bien, pues, por favor, en lo sucesivo
tenga en cuenta dos datos. Uno: hace varias semanas un perro mordió a Millán
mientras grababa uno de sus programas. Y dos: hace unos días uno de los perros
con los que paseaba Millán por la calle mordió a un vecino. De lo que debería
extraer una conclusión: los perros muerden, es lo que tiene ser
perro.
Quienes vimos alguna vez en la tele “El encantador de perros”
sabemos que hay perros muy mal enseñados y, por tanto, peligrosos; pero resulta
que incluso los encantadores perros del encantador de perros muerden. Que lo
sepan también los dueños de perros que “solo quieren jugar” y “no muerden”. No
queremos un consejo condescendiente después de llevar un susto, queremos no
llevar sustos. Queremos que, cuando vamos por la calle, la tranquilidad vaya más
allá de ese dulce momento en que pisamos una cagada perruna y nos alegramos
porque eso quiere decir que ese juguetón perro que ladra, gruñe y te persigue
hasta que se le acaba la correa, ya marchó.
¡Viva, viva, viva! Me encanta descubrir que no soy el único que detesta esta moda infame de tener 1, 2, 3 o más perros, que son paseados a todas horas, molestan, ladran, llenan de mierda todo (y no lo olvidemos, de orines, es asqueroso no ver una sola esquina, árbol, señal o entrada de edificios ennegrecidos con las sucesivas meadas de putos perros mal adiestrados por sus irresponsables putos amos).
ResponderEliminarUna tarde cualquiera estoy en casa de mi hermana. Llaman a la puerta y es una amiga suya que sube con el perro. Yo estoy sentado junto a una mesa en una esquina del salón. La amiga entra el perro en el salón. Yo no digo esta boca es mía. El perro me ve y se pone gallito y viene a por mí gruñendo. Yo advierto: "Llévatelo o se lleva una patada en el hocico". La dueña arruga el morro y dice: "¿De verdad?". Respondo: "Por supuesto que lo digo de verdad". Responde: "Eso es porque no te conoce". Respondo: "Yo tampoco lo conozco y no le gruño ni me pongo gallito". Sácalo de aquí o le arreo". Lo saca del salón no sin antes pensar que soy un ser antisocial y que debería vivir en un desierto.
Creemos una asociación que promueva la creación de un impuesto lo suficientemente importante como para que disuada a la gente de comprar perritos yorkshire terriers para sus niñitos como si fueran peluches.
Madre mía........sólo espero que nunca tengais un hijo autista, un hermano ciego o un familiar perdido o a punto de ahogarse y que sólo uno de esos a los que llamáis putos perros sean capaces de ayudaros. En ese momento os daréis cuenta de lo tremendamente ignorantes y egoistas que sois.
EliminarCoño, lo bueno no es el mensaje que también , la buena es la columna que es cojonuda, como tantas aquí del amigo. No lo petarás, pero unos crack...
ResponderEliminarPrimer anónimo, no odio a los perros. De hecho, veo de vez en cuando "El encantador de perros" y no parece difícil aplicar su lema "educo personas y rehabilito perros", pero parece que la gran mayoría de poseedores de perros de este país no.
ResponderEliminarMe gusta ver a esos perros tranquilos, que pasean junto a su dueña/o, que no entran en provocaciones de otros perritos con demasiado genio cuyos dueños no se han preocupado de adiestrar (o educar, si el término te parece insensible) adecuadamente, que miran continuamente a su dueña/o como pidiéndoles permiso antes de hacer cualquier cosa, que tienen claro quién es el "líder de la manada". Desde luego en ese grupo de perros indeseables no están los perros lazarillo ni los que mencionas, así que no me tildes de ignorante y egoísta.
La culpa nunca es de los perros, sino de sus irresponsables dueños. Tener un perro es una gran responsabilidad. Los egoístas son los que compran un perrito para su niña/o como si fuera un peluche y se olvidan de que es un ser vivo y de que hay que ocuparse de adiestrarlo (o educarlo si el término te parece insensible), de que mea y caga (y la vía pública no debería ser su wc), de que no puede estar todo el día metido en casa (perros aburridos que se dedican a ladrar par comunicarse con otros perros aburridos).
Egoísta es quien tiene un perro en su casa ladrando sin parar y no piensa en la molestia que causa a los vecinos. Egoísta es quien baja al perro a pasear y deja que mee en el mismo portal del edificio. Egoísta es quien va paseando al perro y permite que se ponga a ladrar y amedrentar a cualquier persona que pase cerca y el dueño no se lo recrimine.
Bueno, creo que tu segundo discurso es bastante diferente al primero Maron Penrose.
EliminarEstá claro que a los que nos gustan los animales y disfrutamos de ellos también nos gusta ver perritos educados, pero quizá somos más comprensivos porque sabemos que un perro no aprende de un día para el otro, sino que es un proceso, en muchas ocasiones largo y complicado.
Por supuesto que no defiendo a los dueños irresponsables que se creen que un perro es un juguete, pero si que defiendo a esos mismos perros que no tienn la culpa de haber caído en las manos equivocadas.
Dices que deberían poner un impuesto que disuada a la gente de tener perros.......igual es más razonable que no todo en mundo pueda adquirir un perro, que se exija una formación al propietario antes de tener un cachorro. De esta manera no sólo se reducirían las posibilidades de encontrarnos con situaciones incómodas con un perro, sino que también nos aseguraríamos de que hubiese más perros viviendo en entornos estables y felices.
Primer y tercer anónimo, está claro que tú no eres una/o de las/os dueñas/os irresponsables que mencionaba. Suscribo totalmente lo de la formación (efectivamente, es mejor que lo de los impuestos, que a estos que están ahora no hay que darles más excusas para extorsionarnos). Yo casi que lo extrapolaría a los padres antes de "encargar" un retoño... ejem, siempre y cuando fuera una formación libre de influencias religiosas o ideologizantes. Igual así, en una generación, viviríamos en una sociedad más civilizada donde por ejemplo los toros pasaran toda su vida en dehesas extremeñas y no pisaran nunca más una plaza redonda de esas.
ResponderEliminarCuidar a nuestras mascotas va más allá del amor. La educación adecuada les ayuda a ser animales sociables y felices. Una inversión en su bienestar y en la armonía de nuestros hogares.
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