El reality de Telecinco para este verano se llama “Ex, ¿qué
harías por tus hijos?”. Plantea a los padres separados una pregunta que sirve
para todos los padres del mundo: ¿hasta dónde están dispuestos a llegar para
ganar 100.000 euros para sus hijos? Belén
Esteban, ya lo sabemos, por su hija ma-ta. Los concursantes de este espacio
aún no han matado a nadie pero parecen dispuestos a todo por sus hijos. ¿A
todo?
Si la opositora Laura
y el ingeniero Roberto estuvieran
realmente dispuestos a todo por su hija, le habrían echado valor a la vida y
habrían renunciado a concursar. Se habrían negado a participar en este montaje
por mucho que les apeteciera la fama fácil e instantánea que se consigue
saliendo por la tele durante varias semanas seguidas en toda España. Si la bailarina
Ana y el cantante de orquesta César estuvieran realmente dispuestos a
sacrificarse por su hijo, también habrían renunciado a esa fama por muy bien
que les viniera salir por la tele para lanzar su carrera artística como
hicieron Bisbal y Bustamante. Si la camarera Joana y el empresario Rubén pusieran a sus dos hijos por
delante de todo, no buscarían el dinero fácil que ofrecen estos programas para
resolver sus problemas. Tratarían de enseñarles que el dinero solo es
importante cuando sirve para poder vivir, pero que la vida es otra cosa. Si Maika y Pedro, ambos en paro, quisieran lo mejor para sus hijas, no
intentarían ganar para ellas 100.000 pesetas en un concurso vergonzoso y
humillante, sino que las prepararían para que el día de mañana trabajaran en
Telecinco y se ganaran la vida como hace Emma
García, con un buen sueldo de simpática presentadora de telebasura mientras
son otros los pringaos que participan en sus programas exponiendo su vida y sus
miserias a cambio de dinero.
Y si los espectadores estuviéramos dispuestos a cualquier
cosa por nuestros hijos, no veríamos nosotros ni dejaríamos que vieran ellos
programas que ofrecen modelos de conducta tan retorcidos y equivocados.
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