TVE debería abrir canales en vez de cerrarlos. Está hablando estos días de cerrar Teledeporte y llevar sus contenidos a La 2, cuando lo que necesita urgentemente es abrir canales nuevos. Telemonarquía, por ejemplo.
Es cierto que tiene problemas de financiación la Corporación
RTVE (ay, cuánto perdimos cuando se abandonó aquella metafísica denominación de
“El Ente” y se sustituyó por esta tan pedestre de “Corporación”. Si mandara Juan Cueto, no pasarían estas cosas). Pero
también tiene problemas para dar salida a tanto contenido y tanto recado como
quieren emitir sus responsables. Un ejemplo: en la última del programa “RTVE
responde”, un espectador se interesó por la continuación de la estupenda serie
detectivesca “Los misterios de Laura”; a lo que el director de ficción respondió sin acento
tejano: “Estamos trabajando en ello”, y añadió: “Estamos intentando que tenga
un hueco en la parrilla”. Ese es la pega, que “Masterchef” no deja sitio en la
parrilla para la buena televisión.
¿Y por qué Telemonarquía? Porque resulta que el otro día
Canal 24H estaba emitiendo en directo el primer discurso de Letizia Ortiz como reina y lo cortó sin
miramientos para emitir la rueda de prensa de Soraya Sáenz de Santamaría tras el último Consejo de Ministros. Un
problema así de gordo, en el que entra en conflicto la función de TVE como caja
de resonancia de la política gubernamental con el intenso proceso de monarquización, felipización y letización
a dolor al que están sometiéndonos a todos, solo se puede resolver
satisfactoriamente reconociendo que un espacio semanal de media hora como es el
publirreportaje “Audiencia abierta”, se queda pequeño. Se le dan de sí las
costuras y desparrama todos sus contenidos por el resto de la programación
axfisiándola. Es como la suegra de Gila,
que llega a casa, se quita la faja y, hala, todos contra la pared. Por eso,
puede que un canal Telemonarquía parezca algo excesivo, pero a lo mejor así los
telediarios vuelven a ser transitables.
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