Tanta receta de cocina, tanto ingrediente y tanta especia nos tiene a un tris de
mandar el canal Viajar a freír churros (que es otra receta). Durante un año
(¿fueron dos?, ¿fueron tres?) aguantamos desesperados el desembarco del cocinero
Jamie en Viajar y vimos como este amable canal sobre los lugares más variopintos
y el turismo por todos los rincones del mundo se fue transformando en una
monotemática sucursal insufrible del monotemático canal Cocina. Al principio, la
presencia de este cocinero inglés resultó ser solo un contrapunto
desconcertante, pero acabó siendo una avalancha atosigante que hacía a uno
plantearse si valía la pena pagar por tener un canal de viajes que era un timo,
y cómo era posible que un Dios bondadoso permitiese la existencia de tan
sofisticada forma de maldad televisiva.
“Cocinando con Jamie”, “El chef
Jamie”, “15 minutos con Jamie”, “30 minutos con Jamie”, “La cocina de Jamie”,
“Las escapadas de Jamie”, “La revolución de Jamie”, “El embajador de la cocina
Jamie”, “En casa de Jamie”, “Aprende a cocinar con Jamie”, “El mundo de Jamie”,
“Jamie en el mundo”, “El pesado de Jamie”, “La madre que parió a Jamie”, “El
puñetero don de la ubicuidad de Jamie”, “Nos estás volviendo inapetentes,
Jamie”, “Déjanos vivir en paz, Jamie” y “Solo hay una persona que sale en la
tele más que el rey y Jorge Javier Vázquez: el inevitable Jamie”.
O
porque han ingresado a Jamie en una clínica de reposo, o porque al canal Viajar
ya se le acabó el paquete de programas comprados al peso, el caso es que parece
que Jamie se ha largado con viento fresco. Sólo espero que, a no ser que el
canal Cocina deje de emitir recetas y se transforme en un amable canal sobre los
lugares más variopintos y el turismo por todos los rincones del mundo, Viajar no
vuelva a transformarse en un canal culinario y el lugar de Jamie no sea ocupado
por esa otra insufrible pesadez que forma la pareja de cocineros gemelos que
presenta “Cocina2”. Porfa, porfa, porfa, porfa.
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