El hiperrealismo surrealista (peleas, sangre, sexo, amish, asesinatos, un
sheriff exconvicto salido de la nada, mafiosos demoníacos, indios kinaho, un
hacker travestido, América profunda, matones con pajarita) de la segunda
temporada de la serie “Banshee” (Canal+ Series) es tan fascinante como el
surrealismo hiperrealista de la segunda temporada de la restauración borbónica.
Es necesario un enorme esfuerzo de suspensión de la incredulidad para seguir las
aventuras del “sheriff” Lucas Hood en “Banshee” sin partirse de risa, y es
necesario un descomunal esfuerzo de suspensión de la confianza en las enseñanzas
de la historia para seguir las aventuras del futuro rey Felipe VI en los
telediarios sin partirse la razón. El sheriff que nos presenta “Banshee” y el
futuro rey que nos venden los telediarios son personajes de ficción fascinantes,
surrealistas y, cada uno a su manera, hiperrealistas.
El gran hallazgo de la
segunda temporada de la restauración borbónica es el nombre de su protagonista.
Felipe VI, interpretado por un actor que dicen que lleva años ensayando ese
papel, es mucho más televisivo que, por ejemplo, Gustavo I. Con un personaje
llamado Felipe VI los guionistas pueden hacer maravillas, inspirarse en “Juego
de tronos”, plagiar situaciones de “El señor de los anillos”, reciclar los
diálogos de la serie “Isabel” y muchas cosas más. Por eso los guionistas de
Vaticano TV han cometido un error indigno de su tradición al permitir que el
protagonista de “Papado” sea un señor llamado Francisco. Con Benedicto XVI había
más intriga, más giros de guion, más emoción. Nadie aguantaría un telediario
lleno de supuestas noticias sobre Gustavo I, Alfredo I o Vicente Ignacio I, pero
es imposible apartar la mirada de un telediario protagonizado por Felipe
VI.
¿Y si Felipe VI tuviera un papel en “Banshee” y el sheriff Lucas Hood se
diera una vuelta por los telediarios? Quién sabe. A lo mejor la segunda
temporada de “Banshee” termina en boda real y la segunda temporada de la
restauración borbónica termina en la III República. Hasta Luego, Felipe. Hola,
Lucas.
"Magnífica" un día te vas a convertir en príncipe.
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