Las comas unen, pero separan. Las comas separan, pero unen. Las comas, sobre todo, ordenan, dibujan una estructura. En ocasiones las comas son puentes, otras veces son peldaños de una escalera, también pueden ser puertas entreabiertas, marcadores de páginas o pomos para abrir o cerrar cajones. Un mundo sin comas sería tan caótico como un mundo sin membranas celulares; todas las palabras amontonadas sin sentido, sin nada que nos indique si en tal yuxtaposición se están amando u odiando, cuál abraza a cuál, si se están saludando o se están despidiendo. Para el pensamiento las comas son las paredes de su edificio, la amistad entre dos ideas que van de la mano pero necesitan ser distinguidas, el arbotante que impone una distancia y coloca cada sintagma en su sitio. Dime cómo usas las comas en tus mensajes diarios y te diré cómo piensas.
De entre todos los recortes que está padeciendo la sociedad española, no es el menos grave el recorte de las comas. Tratan a la sintaxis como si fuera ortografía o mera caligrafía, y las comas comienzan a extinguirse de forma insidiosa e irresponsable. La extinción de las comas implica el empobrecimiento de las ideas. El último ejemplo es “Aquí la Tierra”, el nuevo espacio diario capitaneado por Jacob Petrus sobre cuestiones climatológicas y atmosféricas, cuya clamorosa coma ausente del título marca la principal característica del programa: su falta de cohesión, su amontonamiento desordenado de microcontenidos. Ahora hablamos con un jurado de “Masterchef” para charlar sobre las verduras de temporada, ahora explicamos por qué sube el aire caliente, ahora una espectadora nos envía un selfie desde Huesca.
“Aquí la Tierra” es un programa sin comas. Es un programa amable, muy interesante por momentos, procedente. Pero le faltan las comas que conviertan los ladrillos sueltos en una casa en la que apetezca quedarse, igual que le faltan comas al título para convertir unas meras palabras yuxtapuestas en una oración que tenga sentido en español. Si “Aquí la Tierra” fuera “Aquí, la Tierra” entenderíamos el sentido global de lo que Jacob Petrus quiere contarnos.
Ahora explicamos por qué sube el aire caliente.
ResponderEliminar¡Bravo por el artículo, bravo!
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