Vuelve “Verano azul” hoy. Pero no vuelve a La 1, sino a La 2. No vuelve como serie de entretenimiento, sino como obra de culto. No vuelve para codearse con “Entre todos”, sino con “La mitad invisible”. TVE publicita que el trabajo de Antonio Mercero se emitirá esta vez remasterizado, igual que se publicita la remasterización del “White album” de los Beatles o del “Exile on Main St.” de los Rolling Stones. Si “Verano azul” ha conseguido romper los amplios márgenes de la cultura mainstream y hacerse un hueco como leyenda hipster, entonces nuestra televisión pública debe emitir la serie más famosa de su historia como se merece:
1. tertulia con Cayetana Guillén Cuervo: previa a cada capítulo, o posterior, o previa y posterior, una mesa de debate moderada por Cayetana con la participación de comunicólogos, actores participantes en el rodaje y Mario Vaquerizo. Luces indirectas. Infografía de vanguardia. Postproducción vintage.
2. “Verano azul”, the director’s cut: cualquier obra que se precie de ser emitida por La 2 ha de tener un montaje del director diferente del montaje que vio la luz en los circuitos comerciales. Queremos ver esos diez minutos inéditos en los que Pancho lee a Heidegger para calmar sus angustias existenciales, el montaje original que incluía en el primer capítulo la banda sonora de Alice Cooper y su “School’s out”, los coqueteos de la pintora Julia con el lado oscuro y autodestructivo del alma humana.
3. “Verano azul”, el final alternativo: venga, todos sabemos que Mercero rodó tres finales diferentes y mantuvo hasta el último momento la incógnita respecto a cuál iba a ser el elegido. Queremos ver los otros dos: Chanquete regresa a Argelia en busca del amor de su vida, un compañero al que conoció durante la etapa en la que sirvió en la Legión Extranjera Francesa; Chanquete es en verdad el padre de Julia, Julia es en verdad la madre de Piraña, Piraña deja embarazada a Bea a pesar de que Bea es un travelo.