Mariló Montero,
presentadora de “La mañana” en La 1, se equivoca a menudo, pero al menos se
equivoca ella. Somos dueños de nuestros silencios y esclavos de nuestras
palabras, pero Mariló va más allá. Mariló es dueña también de sus palabras
porque, cuando suelta por esa boca, dice lo que ella quiere, lo que piensa, lo
que se le ocurre; no lo que quiere, piensa o se le ocurre a los demás. Y así,
raro es el mes que no se difunde por la red su último disparate. Ayer lunes,
por probar, vi apenas un minuto de su programa. Decía que se hacen análisis de
sangre para detectar cosas muy distintas, como la presencia de sodio en la
sangre o la presencia de sal. Vaya por Dios. En la escuela enseñan que la sal
es cloro y sodio, así que no son análisis tan distintos (que se lo pregunten a
un hipertenso), pero no importa: esto no es nada al lado de lo que Mariló puede
dar de sí. Peor es quien ni siquiera es original cuando se equivoca.
El viernes pasado, la nutricionista del programa, Ana Bellón hablaba de la importancia de
la vitamina D, los lácteos desnatados… esas cosas que hacen de “La mañana” un
auténtico programa de servicio público. El cocinero Sergio Fernández dio recetas y consejos para mejorar nuestra
alimentación. Entonces, Bellón dijo que las amas de casa debían tener muy en
cuenta estas indicaciones porque lo que ellas cocinan influye en la salud de
toda la familia. O sea, considera que esta sección solo va destinada a las
mujeres, no los hombres. Será que cocinar en la tele (o, en general, cara al
público como hace Sergio) es cosa de hombres, mientras que cocinar en casa (solo
para la familia) es cosa de mujeres. O será que los audímetros indican que
quienes ven ese programa son siempre amas de casa, y yo era un intruso que allí
me colé y en su fiesta me planté. O, me temo, será que la nutricionista mira
las etiquetas en el supermercado pero no mira la letra pequeña que explica los
ingredientes de sus comentarios machistas. Se lo decimos aquí: prejuicios
sociales revenidos, caducados y tóxicos.
1 comentario:
También yo fui un intruso durante un par de meses pero empezó a atragantárseme la señora Bellón y tuve que dejar de ver el programa. Una lástima, porque el cocinero Sergio me cae muy bien y Mariló me resultaba -con todas sus torpezas- divertida. Pero lo de la "dotora" me parece de barrio-bajera. A pesar de su impericia le corrige la plana al cocinero o se ríe con más o menos disimulo de la presentadora, a la mínima ocasión. Toda una joya.
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